viernes, 24 de octubre de 2025

Montgomery Urday, William (2025). "Variedades de la problemática filosófica en la psicología". Lima: Grupo Heraldos Editores.

Psic. Sonia Jáuregui Rivera

El libro ofrece un contenido amplio, diverso con una panorámica vasta y compleja que vincula a la filosofía, epistemología, historia y diversas corrientes con la psicología, invitando al lector a reflexionar con mayor profundidad a la psicología como una ciencia relativamente joven y en qué medida o cuánto se relaciona con la filosofía o si puede seguir siendo una ciencia empírica sin depender de la filosofía.

Sin embargo, el temario tiene capítulos ambiciosos, con amplio contenido, que termina un tanto disperso. Los temas abordados, especialmente la filosofía y la epistemología, requieren especial cuidado conceptual, didáctico y relacional con la psicología, más cuando hay un propósito de aporte académico. Con la gran variedad temática de este libro, tranquilamente pudiera escribirse varios libros, por ejemplo, filosofía y psicología; epistemología y psicología; axiología y psicología; ideología y psicología, etc. Aun así, sigue siendo bastante amplio si se quiere calidad y profundidad.

Al contenido del libro le hubiera sumado el describir los grandes aportes de la epistemología, desde críticas metodológicas, que han permitido a la psicología desmarcarse de las seudociencias, hasta algo tan importante ocurrido en los últimos años: ser impulsado hasta la posición muy bien merecida de ubicarse como una de las ciencias por excelencia multiparadigmática, por ser altamente compleja y congregar pluralidad teórica frente a un fenómeno. Quiere decir que no hay teorías únicas o específicas para ser usadas por el profesional de psicología, por el contrario, tiene la libertad de enfocar su práctica profesional con una o varias teorías científicas de su dominio. Y aquí viene algo que destacar, que el psicoanálisis es duramente cuestionado por la epistemología, por no cumplir con las exigencias de falsabilidad y por la predominancia de la subjetividad de sus procedimientos.

Sobre las corrientes psicológicas, y nuevos avances de la psicología, cada vez más se quita el énfasis a los enfoques tradicionales como el psicoanálisis y el conductismo, han decaído por completo por las múltiples falencias y fracasos. Actualmente se comprende mejor la complejidad e integración entre lo biológico, lo cognitivo, contextuar, social y ambiental desde corrientes más integradoras como el humanismo y la neuropsicología, impulsados por la neurociencia y el cognitivismo.

Gracias al internet hoy en día podemos acceder a muchas publicaciones actuales de importantes revistas o bibliotecas de prestigio global, donde se puede tener al día artículos de filosofía y su relación con la psicología; o de epistemología y psicología, con rigurosidad histórica, metodológica y científica. En tanto, nuestro medio, la academia peruana está un paso atrás respecto al uso de información e investigación actualizada, por lo que se hace necesario marcar la diferencia, enfatizar las referencias actuales de filosofía, epistemología versus los grandes avances de la neurociencia, con importantes enfoques modernos, dado que sigue siendo necesario y está vigente el planteamiento central y profundo sobre el por qué y cómo los procesos biológicos, cognitivos, emocionales, sociales y culturales dan forma a la conducta y la mente humana.

Por ejemplo, entre muchos filósofos y epistemólogos, tenemos a grandes personajes como:

-Francisco J. Varela (1946-2001), biólogo, neurocientífico y filósofo chileno, pionero en la neurofenomenología.

-David J. Chalmers (1966-), filósofo australiano especializado en filosofía de la mente y la conciencia.

-Sally Haslanger (1955-), filósofa estadounidense, profesora en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), destacada en metafísica, epistemología y filosofía y teoría social.

-Jennifer Saul (1966-), filósofa estadounidense-canadiense especializada en filosofía del lenguaje, manipulación social y ética del discurso.

-Michael Sandel (1953-), estadounidense, profesor en el Harvard University, especializado en filosofía política y ética pública.

-Alvin I. Goldman (1938-2024) estadounidense, filósofo y epistemólogo, fundador de la epistemología veritista y confiabilista y de la epistemología social.

-Miranda Fricker (1966-) británica, profesora en la New York University, epistemóloga y desarrolló el concepto de “injusticia epistémica”.

-Elkhonon Goldberg (1946-) neuropsicólogo nacido en Letonia y fue alumno de Alexander Luria. Su trabajo ha ayudado a conectar la neuropsicología clásica con la neurociencia contemporánea.

-Gemma Modinos (1980-) de Barcelona, neuropsicóloga especializada en neuroimagen avanzada, neuroquímica cerebral, conducta individual y conducta social.

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Paz y Miño, Manuel (2025). "¿Qué es el Perú?: Ensayos de filosofía aplicada a la realidad de un país sudamericano". Lima: EFA, 128 págs.

Héctor Flores Iberico

Este libro consta de cuatro ensayos con una bibliografía muy amplia y un programa de trabajo a largo plazo. Con ello, su autor, marca el de inicio sus reflexiones sobre el Perú a otros niveles, pues Paz y Miño es un especialista en deshacer creencias, es decir ideas sin evidencia, y ahora ha ampliado las temáticas de reflexión al campo político. A mi parecer una deriva necesaria en la crítica a las creencias.

El primer ensayo, reflexiona y trata de responder a la pregunta que es el Perú, en tanto pasado, presente y futuro de un país andino, luego reflexiona acerca del coronavirus y sus consecuencias y finalmente plantea los problemas por resolver en nuestro país. Es decir, hay un camino que tiene que apoyarse necesariamente en otras disciplinas. Estas son las ciencias sociales y las ciencias naturales por supuesto.

En ese primer capítulo, en relación al problema nación, señala en la página 30 sobre el proceso independentista, las ideas de patria y nación dice son cambiantes y artificiales debido a los avatares de la historia, diríamos que el significado no es un significado fijo ni dado de antemano para la construcción de una nación, esto depende del propio desarrollo de las personas en relación a su medio y en relación a sí mismas. Cuando digo relación a su medio, estoy pensando en dos cuestiones muy concretas: una primera naturaleza externa a nosotros, el mundo natural propiamente dicho, y una segunda naturaleza, el mundo histórico social. Esto hay que tomarlo con cuidado porque en algunos pueblos como los kakataibo hay un continuum entre naturaleza y comunidad, casi como nosotros con el consumo y el centro comercial. Hay problemas a superar por las condiciones nefastas de la segunda actitud. Marx señalaba que el problema para transformar una sociedad tiene una gran dificultad porque a la gente el pasado le pesa como una losa a la hora de transformar su propia condición. Solo basta pensar en la carga emocional que significa superar una costumbre formada subjetivamente como las creencias que investiga el autor, pero podría señalar otros casos como la sumisión o lo que Étienne de la Boétie dice sobre ella.

Una crisis económica y puede generar actividad desde el punto de vista de la acción de las personas en relación a su propia voluntad, a su propia decisión, pero la tradición pesa mucho y el Perú es un país en donde las tradiciones están fortísimamente arregladas y yo creo que esta idea, el cambio que plantea Paz y Miño en relación al concepto, a la concepción de acción, es algo que hay que retomar y hay que pensar.

De la misma manera el tema de la frontera. Ahora que aparece un reclamo por parte del gobierno de Colombia, encarnado en su presidente Petro, en relación a una isla fronteriza Santa Rosa que según ellos es parte del territorio colombiano. Paz y Miño dice, las fronteras son creaciones artificiales que no corresponden a la realidad social, entonces son temas jurídicos, políticos, pero no realmente cotidianos.

Otra idea en este el primer ensayo es la idea de progreso. Paz y Miño propone asumir un mínimo de sensibilidad para cambiar las cosas.  Pero también para buscar el progreso del país. La idea de progreso es una idea que surge en la Revolución Francesa, en momentos previos a la Revolución francesa. El texto más conocido al respecto es el de Condorcet, cuando describe los esbozos de los progresos del espíritu humano en donde las sociedades van mejorando, no solo social, política, económica, sino también moralmente.

La idea de progreso es una idea que se construye en Europa y llega a nuestro país. La posmodernidad actualmente está cuestionando esa idea, porque sería parte de un mito que viene de Occidente, pero el progreso puede ser tomado en un amplio sentido, tiene múltiples significaciones, no podemos obviar que hay progreso, por ejemplo, en la tecnología, Es decir, hay mejoras en la farmacología, la IA, etc. La ciencia y la tecnología generan progreso y las consecuencias que derivan de ellas Si hablamos de un progreso moral, ahí podríamos discutirlo, por supuesto, o en el campo político.

El texto del segundo capítulo referido al coronavirus hace énfasis en el aspecto económico. En las conclusiones señala que hubo un crecimiento económico en las últimas décadas, pero no una justa redistribución; este es un planteamiento en donde la idea de progreso o mejora de la condición económica tiene diríamos como finalidad la mejora de la vida cotidiana de las personas.

Ahora, en los criterios de una economía de libre mercado, eso no es una necesidad. Pero en el Perú, cuando uno revisa la Constitución no está definido el libre mercado, sino lo que allí se menciona es una economía social de mercado en donde se incluye efectivamente una economía que adopta políticas redistributivas.

Esta es la gran discusión que hay hoy en día, de si existe redistribución o no debe existir redistribución. A los países que redistribuyen, los llamados gobiernos progresistas, la derecha política los tipifica de socialistas o comunistas. Cuando esas políticas surgen del keynesianismo y Keynes siempre formó parte de un partido en Inglaterra que reivindicaba el liberalismo. Lo que sucede es que en determinadas circunstancias donde la empresa privada no quiere actuar, no le conviene invertir, el Estado tiene que tomar ese estado de cosas y solucionar esos problemas.

En el texto hay una alusión a la corrupción y sobre esto quisiera hacer un comentario. Corrupción significa que algo se va descomponiendo y hay un estudio que queda en esbozo en varios artículos a partir de la Escuela de Frankfurt. Esto comienza el año 34. El primer artículo lo publican Adorno y Horkheimer cuando ellos llegan emigrados a los Estados Unidos huyendo de la Alemania nazi.

¿Qué sucede? Que ellos venían con la idea de la Alemania nazi cuando ven que el lumpen comienza a ser utilizado como fuerza de choque y también los soldados desmovilizados, para detener el embate terrible, destructor para ellos, de socialistas y comunistas.

Entonces ven una alianza que no existía anteriormente y cuando llegan a Estados Unidos el panorama les parece clarísimo porque encuentran que Al Capone se está sentando con el alcalde de Chicago, con el jefe de la policía y quedan perplejos. ¿Qué es lo que sucede aquí?

A toda esta política le llaman la política de los rackets que se traduce como la política de la mafia organizada, es lo que vemos ahora en el Perú. Pero Marx había señalado que los países, los que comienzan a construirse, ven en los que ya están construyéndose, y en este caso destruyéndose, el espejo de su propio futuro. Lo que estamos observando es lo que ya ha sucedido en otros lugares. Ahora, hay testimonios incluso del pasado, de hace 800 años, con San Antonio de Padua.

Comento el caso: muchos franciscanos eran gente de clase alta, eran espadachines desde chiquillos, manejaban armas. San Antonio es testigo del secuestro de una mujer y reacciona, le quita el arma a uno de los secuestradores y se enfrentan. Cuando ven que es bueno en el arte de la esgrima, los otros dicen, "Oye, este hombre es de temer", los maleantes huyen y el santo le pregunta, “¿qué es lo que sucede?” Ella dice, “A mí me secuestran de vez en vez para obligarme a prostituir”. “¿Y por qué?”, le repregunta, “Mi marido”, dice la señora, “está capturado y preso por deudas”. Luego de ello San Antonio se va a entrevistar con los usureros y ahí viene la historia del milagro, lo quieren envenenar, bebe la pócima, etc.  Lo importante es que este capitalismo usurero, comercial y financiero de hace 800 años, diríamos en su prehistoria son los antecedentes de los bancos contemporáneos.

Después va a realizarse la división dentro de la historia del capital financiero, este lado que queda en la mafia permanentemente y este otro lado que se formaliza, que le va a quitar la casa a usted cuando lo dejan sin trabajo y no tiene para pagar y se apoyan en la ley para lograr el objetivo. No le interesa que usted tenga la señora enferma, o que tenga los cuatro hijos pequeños, ¿no es cierto? Bien, entonces yo diría que hay una discusión, cuando se analiza el capitalismo, si es que cumplió efectivamente un papel progresivo o desde el comienzo tuvo estos elementos nefastos en su historia. Yo diría que van las dos cosas. Hay algo que no se puede negar en el desarrollo capitalismo, desde el punto de vista de la mejora en las condiciones de vida, sobre todo en el aspecto tecnológico, a un precio altísimo de destrucción por estar en manos privadas y conducidas al lucro.

Siendo cuidadosos, manejado y pensado el interés de la colectividad la tecnología va a traer beneficios, hay que generar una ciencia y una tecnología para la comunidad y no para el interés privado. La anticiencia no es más que una conducta de desconocimiento de la razón y del conocimiento científico en términos generales. Bien, entonces quería comentar especialmente estos dos primeros capítulos.

Manuel, en las conclusiones, señala una propuesta de que el país tenga gobiernos sucesivos, nacionalistas y humanistas, cómo lo plantea esperemos que pueda respondernos sobre ello en sucesivas publicaciones. Muchas gracias y felicitaciones.

 (Tomado de la presentación del libro el 8 de agosto, 2025, en el XX Congreso Nacional de Filosofía organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú).

Paz y Miño, Manuel (2025). "¿Qué es el Perú?: Ensayos de filosofía aplicada a la realidad de un país sudamericano". Lima: EFA, 128 págs.

Daniel Loayza Herrera

Cuando Manuel Paz y Miño me invitó a presentar su libro, sentí un profundo beneplácito. Creo que esta obra encierra un notable esfuerzo por pensar el Perú en un momento en que nuestro país necesita ser repensado a la luz de los problemas contemporáneos.

Los intentos más significativos por pensar el Perú se remontan al siglo XX. La obra de Mariátegui, Los siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, constituye un clásico infaltable en cualquier biblioteca peruana o peruanista. Sin embargo, también ha habido otros aportes relevantes, como el de Víctor Andrés Belaúnde con La realidad nacional. Y aunque El antiimperialismo y el APRA no tuvo el propósito de ofrecer una interpretación integral de la realidad peruana, representa igualmente un intento, en este caso de Haya de la Torre, por responder a la pregunta sobre qué es el Perú. De manera más reciente, desde una perspectiva liberal, Hernando de Soto, con El otro sendero, también busca responder esa pregunta a partir de los inicios de la década de 1980, tomando como eje el fenómeno de la informalidad.

No obstante, en el siglo XXI —pese a la abundante producción bibliográfica de los últimos años— no hemos presenciado un esfuerzo integral por responder a la pregunta esencial: ¿qué es el Perú? En este sentido, la tarea emprendida por Manuel Paz y Miño resulta especialmente desafiante para cualquier intelectual peruano.

El libro se estructura en cuatro partes fundamentales. La primera aborda nuestra herencia histórica; la segunda, los desafíos planteados por la pandemia de la COVID-19; la tercera, los problemas aún no resueltos en el Perú actual; y la cuarta, una reflexión prospectiva sobre cómo deberíamos enfrentar el futuro inmediato.

Debo destacar, ante todo, el rigor de Paz y Miño en el manejo de la información. Su atención al dato preciso y al detalle le permite sostener una reflexión filosófica sin perder de vista el contexto concreto: el Perú. La obra está sustentada en estadísticas y referencias puntuales —como el lugar que ocupa el país en la producción mundial de papa o cobre, o el nivel de desempleo actual—, lo cual refuerza el vínculo entre pensamiento abstracto y realidad empírica.

Esa preocupación por vincular la reflexión con lo concreto revela una vocación orteguiana: “yo soy yo y mis circunstancias”. Paz y Miño piensa el Perú desde las circunstancias que vive el país, pero también desde su propia experiencia vital. Su obra tiene, en este sentido, un claro talante ensayístico, que recuerda la influencia de Mariátegui, particularmente en los primeros ensayos de Los siete ensayos, donde se examinan la evolución del Perú, el problema del indio y el problema de la tierra. Aunque los problemas del siglo XXI son distintos, Paz y Miño parte de una concepción semejante: comprender el Perú desde su devenir histórico.

El autor formula la gran pregunta, pero evita ofrecer una respuesta cerrada. Su propósito no es darnos una fórmula ni un canon, sino invitarnos a reflexionar junto con él. No se trata de una obra política que proponga soluciones concretas, sino de una invitación a pensar críticamente los problemas peruanos contemporáneos: la marginación, el racismo, el desempleo, la falta de industrialización y la ausencia de una clase dirigente capaz de orientar al país hacia el progreso y el desarrollo.

Por ello, el mérito principal del libro reside en su capacidad para agitar la conciencia, provocar el diálogo y estimular la reflexión. Paz y Miño, con una orientación pedagógica claramente constructivista, rehúye las respuestas definitivas para, en cambio, suscitar la búsqueda personal y colectiva.

A lo largo de la obra, el autor no se adscribe a una corriente filosófica específica. Su acercamiento parece más bien fenomenológico: parte de la realidad concreta para elevarse a la reflexión, evitando forzar la realidad dentro de un marco teórico previo. En este punto, vuelve a resonar Mariátegui con su célebre afirmación: “el socialismo en el Perú no ha de ser calco ni copia, sino creación heroica”. Es decir, no debemos encajar la realidad dentro de una teoría, sino comprenderla en su propio dinamismo para, desde ahí, encontrar el camino que nos permita responder —aún sin clausurarla— a la gran pregunta: ¿qué es el Perú?

 (Texto leído el 8 de agosto de 2025, durante la presentación del libro en el XX Congreso Nacional de Filosofía, organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú).

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Réplica a la reseña crítica por Manuel A. Paz y Miño de "La conquista del diseño".

Luis Solari Reinoso

Crítica a la parte ontológica

En esta, respecto del animismo que desarrollo, se me objeta que los objetos inorgánicos no pueden registrar ni sensorialmente ni mentalmente a los objetos externos. Así, la piedra no puede percibir la presencia de la rosa, pues no tiene olfato, ni vista, ni tacto, ni papilas gustativas, ni audición para ello. No obstante, en respuesta a ello, diría que todos estos sentidos funcionan y se activan mediante una determinada articulación para las especies orgánicas. ¿Por qué no pensar que existe una articulación o estructura distinta para dichos sentidos en el caso de los objetos inorgánicos? Por ejemplo, nosotros captamos el olor a nuestra manera articulada: inspiración –ingreso a pulmones– transmisión al cerebro – percepción. La piedra podría “registrar” el mismo olor a su manera mediante alteraciones ínfimas que va teniendo en su estructura. La mediación de un cerebro es tan solo una alternativa de registro de las emanaciones sensoriales exteriores.

En cuanto al no tildar de “alma” o “espíritu” a la fuerza que anida en toda materia, se explicó en el primer párrafo de la página 81 que la fuerza es una energía idéntica, universal, sin personalidad por decirlo así. Es cuando se cristaliza, cuando se hace cuerpo, cuando adopta una configuración única propia de su contrastación, que tendrá un “alma”, en el sentido de la singularidad sentimental de un ente. Esta configuración única será percibida por las demás otredades, quienes, a su vez, proyectarán dicha percepción en dicho ente, haciendo que este forje su yo. Digamos que, para un ente determinado, mientras que la fuerza es meramente el latido –semejante al de cualquier otro–, la cristalización de la fuerza sería el alma del ente.

Por último, se descarta la postura de que entidades como la comida y el agua reaccionen según se les hable bien o mal. Se señala que, en todo caso, las alteraciones que padecen objetos que supuestamente no tienen vida, es cuando se proyectan emisiones sonoras muy altas. En el caso de las plantas y el agua, por ejemplo, cuando se les grita. Pareciera que la crítica ha confundido el hablar mal con gritar. Hablar con el mismo tono a una planta, a un agua, a un alimento, les afectará diferentemente según lo que se les diga. Hay un factor cualitativo antes que cuantitativo que interviene aquí. La roca, a su vez, ciertamente que no se va romper si se le habla mal o fuerte. Ello no quiere decir que no asimile lo que se le dice o el sentimiento que se le proyecta. No conocemos el modo de esta alteración que se da en ella, pero de hecho lo hay.

Crítica a la parte antropológica

En esta parte, habría básicamente dos críticas: la primera es por el uso del término “raza”, supuestamente ya obsoleto, y la segunda, es de que la propuesta es racista, del mismo modo que un nazismo, pero a la inversa. Respecto de lo primero, la misma crítica reconoce que hay diferencias físicas, pero que son producto de la adaptación al medio. La pregunta que yo le hago a esta crítica es: ¿por qué la ciencia acepta la existencia de razas dentro de las especies animales no-humanas, mas no en la humana? La existencia de subgrupos dentro de un grupo mayor, de razas dentro de una especie, es perfectamente científico y razonable. Las diferencias físicas que observamos no son aisladas ni casuales, sino grupales. Si responden a una adaptación al medio ambiente, ello no quita que se constituyan como grupos identificables distintos entre sí. El hecho que, en la especie humana, ello haya generado constructos racistas es otro asunto.

El racismo, a su vez, que sería la segunda crítica, es cierto que no tiene que ser unilateral, puede ser a la inversa (por decirlo así) de lo que usualmente se entiende, a decir, de lo ario rechazando lo no-ario. De este modo, lo mío también sería un racismo. Sin embargo, lo que pregono no es la superioridad como la entendemos, y mucho menos el criterio que utilizaban los nazis para justificar la superioridad de la raza aria –como se acaba de señalar. Ellos, si bien se basaban en la historia, señalando que las más grandes civilizaciones fueron obra de arios, o de razas imperfectamente arias pero cercanas a ésta, no terminaron de dar con el criterio de superioridad que manejaban. Se referían meramente a parámetros cuantitativos: mayores descubrimientos científicos, mayores desarrollos tecnológicos, más conquistas que engendrarían grandes civilizaciones, pero no analizaron qué hace grande a una civilización. Ni siquiera su noción de belleza la cuestionaron, tan solo se limitaron a señalar científicamente los rasgos arios.

Yo, en cambio, no hablo tanto de una performance científica o de organización civilizatoria (que después de todo ha habido en todas las razas), sino de una humanidad más sana, más acorde con la naturaleza. Ciertamente que hago una discriminación, no lo voy a negar. Pero el término racismo inmediatamente se emparenta con una postura superlativa (más inteligente, más bello, más valiente). El hombre de raza, más bien, teniendo el grado de inteligencia que tenga, el grado de perfección física que tenga, e incluso, teniendo el desarrollo moral que tenga, siempre guarda una sensibilidad natural, que, en última instancia, es una sensibilidad estética. Sería un acercamiento descriptivo a nuestra humanidad. Consideraría injusta la clasificación de racista o de nazismo a la inversa a mi teoría.

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Respuesta a la réplica de la reseña crítica por Manuel A. Paz y Miño de "La conquista del diseño".

Manuel A. Paz y Miño

El mismo Luis Solari explica la carencia de sentidos sensoriales en los seres inorgánicos al decir “que todos estos sentidos funcionan y se activan mediante una determinada articulación para las especies orgánicas”. Es decir, los seres vivientes han desarrollado cuerpos con sistemas y aparatos complejos para relacionarse con su medio ambiente y sobrevivir. Pero cuando dice, “¿Por qué no pensar que existe una articulación o estructura distinta para dichos sentidos en el caso de los objetos inorgánicos?” La respuesta es simple, para que la piedra tenga alguna capacidad sensitiva, necesitaría de partes o estructuras, como órganos sensoriales y neuronas, capaces de identificar y distinguir color, olor, superficie, sabor, sonido, pero hasta ahora no se ha descubierto eso. Y eso es distinto a, por ejemplo, impregnar en la piedra pintura o sustancias orgánicas, o golpearla con un martillo, de hecho, va a ver alguna reacción química o física quedando un rastro material o registro que es la palabra que usa Solari.

Luego, nuestro autor persiste en proyectar cualidades humanas en las cosas, al hablar que la fuerza que hay en toda materia que “cuando se cristaliza, … tendrá un “alma” ... Esta configuración única será percibida por las demás otredades, quienes, a su vez, proyectarán dicha percepción en dicho ente, haciendo que este forje su yo”, “la cristalización de la fuerza sería el alma del ente”.

En cuanto al hablar mal o bien a las cosas inanimadas como una roca dice que ésta “no se va romper si se le habla mal o fuerte. Ello no quiere decir que no asimile lo que se le dice o el sentimiento que se le proyecta. No conocemos el modo de esta alteración que se da en ella, pero de hecho lo hay”. Afirma, por un lado, que no se sabe la manera en que se altera, pero, por otro, a la vez dice que sí la hay. O sea, si no se puede probar esa clase de alteración, ¿sería una cuestión de fe?

Por otra parte, hablar de razas humanas es algo obsoleto, por lo menos para la mayoría de los científicos. En La cuestión racial (1950), la UNESCO prefiere el término etnia o población a raza pues éste es ambiguo y confuso. Caracterizar y diferenciar a una “raza” por el tipo de pelo o color de piel es arbitrario ya que no toma en cuenta otras semejanzas -o diferencias-, como, por ejemplo, el tipo de sangre. Además, gran parte de las variaciones humanas se encuentran dentro de las poblaciones, no entre poblaciones. ¿Acaso no hay caucásicos con pelo rizado o labios prominentes, y a la vez gente de piel oscura con ojos verdes o azules?

También los científicos han dejado de usar el término raza para las plantas y los animales a excepción de su uso en los domésticos como subespecie, producidos por la selección y cruce hechos por los humanos.

Finalmente, el mismo Solari afirma en su réplica que “el término racismo inmediatamente se emparenta con una postura superlativa (más inteligente, más bello, más valiente)”. Y justamente eso hace cuando dice que “el hombre de raza … se constituye en un ser más perfectible, más exigente respecto de su acabado…Por su parte, el ario, al no ser un diseño propiamente dicho, o por lo menos, al ser un diseño débil y pobre, debido a su parca contrastación, no solo no se identifica significativamente con ningún diseño, sino que tampoco lo hace con su especie…” (pág, 117 de su libro).  

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Pérez Jiménez, José William (2024): La universidad enclave y el descuido del bien profesional, Trujillo: Infolectura, 128 págs.

Manuel A. Paz y Miño

Este libro obtuvo en el 2022 el primer lugar en el área Ensayo en la categoría Docentes en los II Juegos Florales Universitarios Nacionales, de la Universidad Nacional de Trujillo donde enseña. Se suma a otras ya publicadas antes sobre el tema: Sociedad, ley y universidad peruana (1998) por Felipe Mac Gregor, sobre la legislación universitaria del siglo xx en el Perú; La universidad en el Perú (2002) editado por Cristóbal Aljovín de Losada y César Germaná, sobre lo qué es la universidad, cómo debe administrarse una de tipo público, y sus relaciones con la sociedad y la empresa; Los desafíos de la universidad peruana (2015) por Daniel Mora, sobre la ley universitaria del 2014 o Universidad y política en el Perú: Un siglo de mitos, proyectos y fracasos (2023) por Omar Manky y Noelia Chávez, que mencionan los casos de Haya de la Torre y las universidades populares; Abimael Guzmán, el profesor universitario subversivo; Alberto Fujimori, que fue presidente de la Asamblea Nacional de Rectores y dictador; y César Acuña y José Luna, dueños de universidades con fines de lucro.

La obra que presentamos utiliza para armar y fundamentar el contenido de su ensayo, una variada bibliografía: 55 fuentes de las que 6 son del autor (páginas 123-129), así como una rica jerigonza helenística conceptual conformada por 9 palabras griegas: episteme (pág. 21, 97, 112), ethos (p. 23, 53, 56, 65, 73, 74, 75, 76, 77, 79, 101, 103, 104, 105, 116), telos (p. 73, 89, 116, 117), praxis (p. 73, 89), eudaimonia (p. 89), praxistileia (p. 89, 102, 111, 112, 117), poiesis (p. 89, 111, 112), diagnosis (p. 111, 112), prognosis (p. 111, 112).

El primer capítulo del libro nos habla de la universidad enclave que, como parte del sistema económico neoliberal, debe estar al servicio del mercado laboral como proveedora (página 48), pero que en Latinoamérica hay una “desarticulación entre universidad y empresa” (pág. 49), además está enajenada de lo social, los problemas planetarios y la injusticia social (p. 50).

El modelo neoliberal reduce el Estado y así los servicios de educación y salud públicos se ven reducidos y aparecen como servicios privados a los que hay que comprar en el mercado. Es así como aparece la universidad privada (p. 53).

Aunque las universidades enclave “generan o validan conocimiento, lo hacen al margen de la utilidad social y ajena a los problemas estructurales” (p. 56).

Luego nos hace un breve recuento histórico de la universidad peruana, como institución enclave, empezando como seguidora “del modelo obsoleto de la Escolástica” y el intento fallido de su modernización con la Reforma Universitaria de 1920 y los sucesivos gobiernos (p. 57). Muy bien observa el autor “¿cómo provocar la gran tarea de la democratización y de la proyección social en la Universidad, si no se generan conocimientos, ciencia o tecnología, y si se deambula tras una gestión llena de vicios en su administración y gobierno?” (p. 58). Menciona la politización por la extrema izquierda y el aprismo de las universidades públicas entre los 60s y 90s, y en esta última década la presencia en ellas de los movimientos subversivos senderista y tupacamarista que produjo la intervención militar en el gobierno de Fujimori quien, con el Decreto Ley 882 estimuló la creación de universidades privadas, pasando de haber 49 universidades. en 1990 a 132 en el 2015, incluidas 90 privadas (p. 59). Pero eso “no mejoró la calidad educativa; tampoco el nivel de la docencia ni la producción investigativa y, mucho menos el rendimiento de los estudiantes (p. 59-60).

Pérez observa muy bien:

Mientras la universidad pública cierra una puerta y niega una vacante, las universidades privadas o las academias preuniversitarias captan las capacidades de endeudamiento y sacrificios reincidentes de miles de padres de familia (p. 64).

Además:

La añoranza de una supuesta superioridad sostenida en un examen de admisión enciclopédico, más un puñado de ejercicios de razonamiento, provocan el espejismo de la eficiente selectividad académica, cuando solo se repite el ciclo de una selectividad perniciosa, cuyos ritos alejan a la Universidad de su finalidad pública, canonizándola como un espacio reservado para la superioridad intelectiva … En un país como el nuestro, con tantísimas injusticias, no se puede seguir sosteniendo rituales pseudoacadémicos como los típicos exámenes de admisión ya aludidos, … (p. 65).

El segundo capítulo del libro defiende la revaloración ética del profesional puesto que la universidad enclave ha provocado la desprofesionalización o pérdida del valor de hacer bien la práctica profesional, y en el caso de la docencia sería el enseñar bien (p. 90). Pero la educación se ha usado “para establecer controles de acción y de pensamiento” (p. 93) y actualmente debe tener como fin el mercado,

desplazando los discursos éticos y políticos de emancipación cultural o de desarrollo nacional…ha posicionado el discurso de la competitividad, la empleabilidad o del emprendurismo; promoviendo así mismo la sustitución ontológica del alumno por el del cliente, … y finalmente, erigir la educación light o epidérmica como negación de la educación crítica o pensante (ídem).

La revaloración del bien profesional debe provocar “un acercamiento del estudiante a la realidad social y a las metas de desarrollo humano y sostenible” (íd.). La Universidad debe “propiciar una educación emancipadora y contribuyente a la solución de los problemas sociales” (p. 94).

El tercer capítulo del libro nos habla del cambio de universidad enclave al servicio del mercado a una “como actor partícipe de la transformación de sus respectivas sociedades y el rechazo a su instrumentalización por parte de la globalización neoliberal” (p. 97).

El autor plantea una propuesta para la revalorización del bien profesional a través de “una educación universitaria que promueva la responsabilidad y el sentido de trascendencia del quehacer profesional”, “que desarrolle la conciencia atenta de las finalidades que se persigue en la actividad profesional” (p. 101), “que forme a los profesionales para desempeñar una cuota ineludible de invención y originalidad”, “que forme profesionales ... en favor del bienestar social, la consolidación ciudadana y la sostenibilidad planetaria”, “que fortalezca el sentido edificante del Proyecto personal como base de la elección y el ejercicio de la profesión” (p. 102).

En el cuarto capítulo, Pérez nos habla del modelo de universidad en el neoliberalismo como

enajenada y desatendida de las necesidades sociales y del desarrollo humano y sostenible a escala local, nacional y global. La forma que adopta de manera exclusiva y excluyente, un modelo educativo para el mercado, al margen de la concreción histórica, la distancia aún más de la ciencia, la tecnología y las humanidades, puesto que asume como techo a la educación para trabajadores rutinarios o de servicios (p. 116).

En el quinto y último capítulo o epílogo, el autor nos hace reflexionar que, a pesar de “[l]a programación automatizada, la domesticación de las inercias de la mediocridad y la ataraxia del desentendimiento” de la universidad enclave, una institución como la universitaria “tiene el deber de autoevaluarse y reflexionarse críticamente, labrar una identidad propia que no ocurrirá si persiste en la docilidad ante el sistema avasallante” (p. 122). En definitiva

Se trata de impedir que la universidad se siga repitiendo en aquel largo ciclo de ostracismo e insularidad académica cifrada en su desconexión con el desarrollo social del entorno, y que aún ondea dominante en la corta historia de la universidad peruana (íd.).

Ciertamente el lograr una universidad así tendrá que ir de la mano de importantes cambios estructurales no solo a nivel local o nacional sino también internacional lo cual tomará sus años.

Lo fundamental del libro del colega Pérez es su crítica de la situación real y actual de nuestras universidades que son meramente fábricas de profesionales arribistas o supervivientes de un sistema socioeconómico que los cosifica, y que investigan sobre temas y situaciones que, por lo general, no proponen soluciones a los problemas urgentes del país o si lo hacen, nadie se entera de las mismas.

De hecho, es indispensable una mayor democracia y participación de todos los estamentos de la universidad para administrarla mejor no solo en sus gastos sino en la misma gestión de la enseñanza y la investigación. Con el neoliberalismo, muchos docentes han sido contratados por años y décadas sin ser nombrados y así con menos derechos que sus colegas que si lo son. La misma ley universitaria actual nos habla de tutoría docente para los alumnos y eso en la mayoría de casos no se cumple a excepción de las nuevas universidades que aún no tienen autogobiernos. Hay profesores principales, con el sueldo mayor de la escala, que enseñan dos cursos por semestres, unos 4 ó 5 horas académicas. Salones usados en un turno y vacíos el resto del día. Academias preuniversitarias de las mismas universidades públicas que ofrecen un número de vacantes, pero con pensiones inalcanzables para una modesta economía y que enseñan los contenidos de cursos en los que hay que prepararse para el examen de admisión pero que no se enseñan en los colegios.

Así que el cambio del paradigma actual de la universidad peruana exige un cambio en las políticas públicas de educación empezando por la inicial, pero también y más fundamentalmente por un cambio en la redistribución de la riqueza de un país que se jacta de tener una economía estable y en crecimiento, pero eso no se ve en lo social, lo educativo, la seguridad ciudadana y la salud.

Lima, 7 de agosto del 2025

(Texto leído el 7 de agosto de 2025, durante la presentación del libro en el XX Congreso Nacional de Filosofía, organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú).

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¿EN QUÉ SE DEBERÍA ENFOCAR LA FILOSOFÍA EN TIEMPOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?

WHAT SHOULD PHILOSOPHY FOCUS ON IN THE AGE OF ARTIFICIAL INTELLIGENCE?

Carmen Zavala

Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Correo-e: carmen@zavala.de

 

Resumen: Para responder a esta pregunta empezaremos por preguntarnos en qué se parece y en qué se diferencia el funcionamiento de la inteligencia humana y de la inteligencia artificial. Sobre esto, el filósofo británico Andy Clark, especialista en ciencia cognitiva, en su libro “La máquina de la experiencia: cómo nuestras mentes predicen y dan forma a la realidad” explica como los seres humanos compartimos con la inteligencia artificial la capacidad cognitiva y el procesamiento predictivo, que en la Inteligencia Artificial se reflejan en el reconocimiento de patrones y predicciones en base al cálculo de probabilidades. Luego señalaré algunos problemas a los que nos enfrentamos los seres humanos por basar nuestro pensamiento en el reconocimiento de patrones y comentaré sobre algunos temores que se tienen hoy en día sobre la difusión de la inteligencia artificial y/o sobre equipararla a la inteligencia humana.

Finalmente plantearé algunas preguntas y propuestas sobre el papel futuro de la filosofía, tanto de la verdadera filosofía como de la filosofía académica.

Palabras clave: inteligencia artificial, práctica filosófica, mente, predicciones.

Abstract: To answer this question, we will begin by asking ourselves how human intelligence and artificial intelligence are similar and how they differ. On this subject, British philosopher Andy Clark, a specialist in cognitive science, explains in his book “The Experience Machine: How Our Minds Predict and Shape Reality” how humans share cognitive ability and predictive processing with artificial intelligence, which in AI is reflected in pattern recognition and predictions based on probability calculations. I will then point out some problems that we humans face by basing our thinking on pattern recognition and comment on some fears that exist today about the spread of artificial intelligence and/or equating it with human intelligence.

Finally, I will raise some questions and proposals about the future role of philosophy, both true philosophy and academic philosophy.

Keywords: Artificial intelligence, philosophical practice, mind, predictions

 

¿La inteligencia humana funciona como la inteligencia artificial?

¿Qué pasará con la carrera de filosofía y la profesión de la filosofía ahora que la IA puede articular con más detalle y citar de manera inmediata las fuentes de quién dijo qué, dónde y cuándo y cómo se pueden relacionar los diferentes temas tratados por los diferentes filósofos y como se relacionan los diferentes debates entre ellos? Si la IA supera en muchos de estos aspectos a la mente humana la cuestión sería reconocer aquellos ámbitos en los que la IA no puede superar o suplantar a la mente humana. Y enfocar el quehacer filosófico futuro en esos ámbitos.

Antes de responder a esto último cabe analizar primero brevemente en qué se parece el funcionamiento de la inteligencia artificial al funcionamiento de la mente humana.

1. Pensamiento humano e inteligencia artificial:  reconocimiento de patrones y predicciones

Al respecto el filósofo británico Andy Clark, especialista en ciencia cognitiva, en su libro La máquina de la experiencia: cómo nuestras mentes predicen y dan forma a la realidad[1] (2023) nos dice que los seres humanos compartimos con la inteligencia artificial la capacidad cognitiva y el procesamiento predictivo, y en este sentido los seres humanos y la Inteligencia Artificial seríamos bastante parecidos. Según Clark los seres humanos a través de la experiencia conocemos por la percepción y la acción.  La percepción implica encontrar las mejores predicciones para ajustar los datos sensoriales percibidos a la clasificación según patrones de las percepciones anteriores y, por otra parte, la acción implica intervenir en el mundo para que mi acción coincida con mis predicciones (p.ej.: me muevo para ver mejor algo y confirmar mis expectativas, y en algunos casos, para descartarlas (darme cuenta del error en la percepción). La percepción y la acción trabajan juntas de manera dialéctica para minimizar el error de predicción entre la mente y su entorno. En ese sentido, postula Clark, que la cognición humana no ocurre solo dentro del cerebro, sino que la mente se puede extender al mundo exterior a través de herramientas, tecnologías y estructuras sociales.

     Internamente la inteligencia artificial funciona reconociendo patrones y haciendo predicciones en base al cálculo de probabilidades. Por ejemplo, en el campo del lenguaje para la IA lo que llamamos “conceptos” corresponde a una serie de patrones lingüísticos a los cuales asignamos determinada palabra, por ejemplo, un “concepto”. Pero si en determinado contexto de conversación van variando (restringiéndose o ampliándose) los patrones lingüísticos asignados a ese “concepto”, la IA “predice” que a continuación en este contexto se seguirán asignando estos nuevos patrones lingüísticos restringidos o ampliados a este concepto. Así, en la interacción con la Gran data y con los “usuarios” (los seres humanos) la IA va reconociendo los patrones lingüísticos y de comportamiento de los seres humanos y toma decisiones en base a lo que sea más probable que sea lo correcto con respecto a una tarea dada. En ese sentido la IA toma decisiones básicamente por inducción.

Es interesante que el desarrollo de la IA ha llevado también a aclarar el funcionamiento de la mente humana y su forma de verificación. La lógica proposicional con p y q se restringe al ámbito de los mecanismos de conexión, es decir, se restringe al modo de operar sintácticamente entre las proposiciones p y q. Pero lo más importante para establecer verdaderas tablas de verdad son los contenidos de las proposiciones p y q, no tanto la relación lógica entre ellas, que nos resulta por lo general evidente. La verisimilitud del contenido semántico de las proposiciones p y q es la base más profunda sobre la que se monta el pensamiento y el razonamiento lógico humano. Esta visión de Clark hace recordar el problema planteado por Mortiz Schlick en el Círculo de Viena planteara en su Teoría General del conocimiento (1925) sobre que la pregunta de fondo de la filosofía del conocimiento es cómo es siquiera posible el reconocimiento de un conocimiento válido, ¿cómo evaluar y legitimar la descripción exacta de los fenómenos?

La respuesta la tenemos hoy: El reconocimiento de patrones en el uso de lenguaje, pero también en el reconocimiento y manejo de imágenes y sonido y las predicciones en base a probabilidades son la base del funcionamiento de la inteligencia artificial y esto nos presenta también la prueba empírica de cómo conoce el ser humano (al menos en parte).

 

 

2. Problema que presenta el reconocimiento de patrones 

Si el ser humano, sobre todo en su niñez, ama a sus padres y quiere ser amado por ellos, como sucede entre muchos otros mamíferos y aves también, entonces, tratará de reconocer y emular los patrones de su comportamiento y de lo que les place y de las creencias de sus seres queridos. Sobre esos patrones arma sus criterios de verdad, es decir las proposiciones “verdaderas” a partir de las cuales estructurará una visión más o menos lógica del mundo. Es decir que estos criterios basados en los patrones que reconoce entre sus seres queridos y que se fundamentan en el afecto, el temor u otras emociones son las “verdades primeras” que asumirá y defenderá con artilugios lógicos, eventualmente correctos. Esto explica por qué la argumentación lógica casi nunca hace cambiar de opinión a las personas.

Una de las diferencias de la Inteligencia Artificial con respecto a los seres humanos es que el reconocimiento de patrones no se basa en tratar de reconocer patrones en base a las emociones que vincula a ellos, sino que se basa en tratar de reconocer patrones en base a contenidos.

Ya se tenía idea de este problema de la forma de adquirir conocimiento en la edad antigua y en la edad media, aunque solo por observación empírica. Al respecto el filósofo español Averroes (1126 –1198) en el Libro I de su Comentario sobre La República de Platón dice:

Los jóvenes aceptan las opiniones que les inculcan sus educadores [padres/maestros] no porque las comprendan a través de la demostración, sino porque confían en quien las expresa y se someten a su autoridad. Esto es especialmente cierto cuando las opiniones se repiten a menudo y se refuerzan con el consenso comunitario, ya que entonces se vuelven casi «naturales» para el niño, y abandonarlas en la edad adulta se vuelve tan difícil como abandonar las disposiciones innatas.

Esta es también la razón por la que a los hombres que se crían desde la infancia bajo una determinada ley religiosa o costumbre religiosa les resulta casi imposible aceptar cualquier ley religiosa o costumbre contraria, ya que estas les parecen incoherentes y absurdas, al igual que sus propias tradiciones pueden parecerles a otros. Las historias y opiniones impresas en sus almas en la juventud se convierten en una segunda naturaleza, y cuando se encuentran con narrativas diferentes en la edad adulta, sus mentes se rebelan contra ellas como uno se rebela contra lo antinatural.

Por ello, Averroes propone, que es necesario enseñar los textos religiosos en la niñez, ya que contienen una serie de relatos inverosímiles y solo es posible que los niños las acepten si lo hacen por congraciarse con sus padres, y en su adultez no los cuestionarán, porque sería como cuestionar la inteligencia de sus padres y ancestros y la suya propia por habérselo creído.

Tenemos entonces que el ser humano monta su red de percepciones y acciones sobre la base de unos patrones que él principalmente ha configurado en su primera infancia. Una vez estructurada su red de creencias, hace uso de la lógica para fundamentarlas de una u otra manera y si pierde en el debate defendiendo su posición, no pensará por lo general que su perspectiva estaba errada, sino que se lamentará de haber fracasado en defenderla bien.

3. Temores ante la inteligencia artificial

Para Clark la IA llegará a ser simplemente una herramienta para ampliar la capacidad de la mente humana, así como lo ha sido la escritura a inicios de la humanidad. La mente humana se ha extendido, primero por el lenguaje, luego por la escritura y la lectura, las computadoras, el aprendizaje social, el conocimiento histórico, etc. Estas extensiones de la mente humana, en sus orígenes causaron saltos cualitativos en la vida de los seres humanos y también grandes temores Así, el origen de la escritura y la lectura en la civilización significaron un empoderamiento enorme del ser humano con respecto a los humanos que no conocieron la escritura.

Al igual que hoy mucha gente le teme a la herramienta de la Inteligencia Artificial, en ese entonces se temía a la escritura.  Tenemos el ejemplo que Platón cuenta en el mito de Theuth (Zeus) en el diálogo Fedro [275a].

Sócrates relata que, en Egipto, el dios Theuth inventó los números, el cálculo, la geometría, la astronomía, los juegos de mesa y la escritura. Al presentar sus creaciones al rey Thamus de Tebas, este las evaluó una por una, elogiando o criticando su utilidad.

Pero cuando llegó a los caracteres de la escritura [ojo acá con la analogía con la IA]: "Este conocimiento, ¡oh rey! - dijo Theuth -, hará más sabios a los egipcios y vigorizará su memoria: es el elixir de la memoria y de la sabiduría lo que con él se ha descubierto". Pero el rey respondió: "¡Oh! ingeniosísimo Theuth! Una cosa es ser capaz de engendrar un arte, y otra es ser capaz de comprender qué daño o provecho encierra para los que de ella han de servirse, y así tú, que eres padre de los caracteres de la escritura, por benevolencia hacia ellos, les has atribuido facultades contrarias a las que poseen. Esto, en efecto, producirá en el alma de los que lo aprendan el olvido por el descuido de la memoria, ya que, fiándose a la escritura, recordarán de un modo externo, valiéndose de caracteres ajenos; no desde su propio interior y de por sí. No es, pues, el elixir de la memoria, sino el de la rememoración, lo que has encontrado. Es la apariencia de la sabiduría, no su verdad, lo que procuras a tus alumnos; porque, una vez que hayas hecho de ellos eruditos sin verdadera instrucción, parecerán jueces entendidos en muchas cosas no entendiendo nada en la mayoría de los casos, y su compañía será difícil de soportar, porque se habrán convertido en sabios en su propia opinión, en lugar de sabios".

¿No son estas desventajas descritas de la escritura acaso análogas a las que se le atribuyen a la difusión de la inteligencia artificial?

Clark postula que las herramientas de IA (como ChatGPT, DeepSeek, motores de búsqueda o asistentes de voz) funcionan como "prótesis cognitivas externas", ampliando el pensamiento humano, al igual que las libretas o las calculadoras.

Su teoría de la mente extendida sugiere que la Inteligencia Artificial no es solo una herramienta para la mente humana, sino una nuevo nivel de repotenciación de la cognición humana. Y a medida que la IA se vuelva más adaptativa y personalizada, la línea entre "usuario" y "sistema" se difuminará, y nos obligará a repensar la inteligencia, la acción e incluso lo que significa la mente humana y el ser humano.

Ahora, siendo la inteligencia artificial una creación humana que emula la forma de pensar del ser humano ¿no es acaso equivalente a ella?

Muchos se oponen a aceptar que la inteligencia artificial sea análoga a la inteligencia humana.

Al respecto el filósofo sloveno Slavoj Zizek plantea que no ve ningún problema en aceptar que la Inteligencia Artificial nos supere, ya que la IA razona igual que el ser humano, que lo ha creado, pero sin todas las fallas que son propias y esenciales a nosotros los seres humanos.  En ese sentido Zizek señala que la IA refleja la falibilidad de la cognición humana: “No veo el problema en que la inteligencia artificial sea más brillante que nosotros, sino en que no sea tan estúpida como podemos serlo los humanos. Lo que creo que es único en nosotros, los humanos, es ser estúpidos de una manera adecuada”[2]. Es decir, haber aprendido a manejar nuestros errores con gran habilidad. Porque “La esencia misma del ser humano está marcada por una estructura de limitación inmanente, de no ser «plenamente» lo que uno es, de que la identidad de uno se vea frustrada de manera constitutiva. La paradoja es que, si eliminamos este límite u obstáculo e imaginamos a un ser humano «pleno» privado de su giro perverso, perdemos la humanidad misma. En otras palabras, esta limitación inmanente, el fracaso de ser lo que uno es, es constitutiva del ser humano. Por eso los seres humanos siempre fantasean con un estado en el que finalmente serían «plenamente humanos»: ser plenamente humano equivale a ser sobrehumano”. (¿Como la IA?) “La trampa es que este mismo fracaso de ser plenamente humano desencadena lo que llamamos “creatividad cultural”, es decir, nos empuja hacia la trascendencia continua de nosotros mismos. En otras palabras, desde una perspectiva poshumana, la emancipación humana pasa a ser lo mismo que emanciparse de la humanidad, de las limitaciones de ser meramente humano”[3]. La pregunta más bien sería “¿Por qué siempre nos preguntamos si la Inteligencia Artificial va a superar a la inteligencia humana? Claro que la IA nos va a superar en inteligencia, en rapidez y en resolver operaciones intelectuales. Y no hay que ser un ingenuo conservador: Lo que diferencia a la IA del ser humano no es que el ser humano tenga espiritualidad y la IA no. Probablemente la IA desarrolle una suerte de espiritualidad totalmente distinta a la nuestra, que será incomprehensible para nosotros[4]. El no querer aceptar que la inteligencia humana sea análoga a la inteligencia artificial es un fenómeno parecido a cuando en la época de Darwin la gente no  quiso aceptar que el ser humano fuese un animal más. ¿Acaso nuestra vida cotidiana cambiaría si asumiéramos que somos máquinas biológicas (y los demás animales también)?

4. ¿En qué se debería enfocar la filosofía en tiempos de la inteligencia artificial?

Finalmente plantearé algunas preguntas y propuestas sobre el papel futuro de la filosofía, tanto de la verdadera filosofía como de la filosofía académica: ¿Qué pasará con el quehacer filosófico y con la carrera universitaria de filosofía ahora que la IA puede articular con más detalle y citar de manera inmediata las fuentes de quién dijo qué, dónde y cuándo y que además puede relacionar rápidamente los diferentes temas tratados por los diferentes filósofos existentes en todos los tiempos en todas partes del mundo y puede relacionar los diferentes debates entre ellos? ¿Qué sentido tienen los artículos académicos que mandan publicar a los filósofos en revistas indexadas, y que son leídos por un puñado de gentes, en este contexto nuevo donde cualquier persona puede verificar y evaluar la autenticidad y veracidad de las fuentes de cualquier artículo? ¿Qué sentido tiene que los profesores tengan que leer y evaluar trabajos que los estudiantes han mandado a hacer a la IA? Son algunas de las muchas preguntas que se plantean para la academia filosófica, y en realidad, para todo el sistema educativo futuro.

Si la IA supera en muchos de estos aspectos a la mente humana la cuestión sería reconocer aquellos ámbitos en los que la IA no puede superar o suplantar a la mente humana. Y enfocar el quehacer filosófico futuro principalmente en esos ámbitos. Propongo tres para empezar:

· Volver al ser humano y a temas relacionados a nosotros: Los seres humanos somos seres bio-psico-sociales.  La IA no tiene una referente bio-psico-social como nosotros. Su “cuerpo” es un hardware. Eso no la hace menos valiosa. Pero como seres humanos tenemos experiencias, vivencias tanto internas, psicológicas, emotivas, sensoriales como externas, culturales, artísticas, sociales o políticas, dentro de un marco histórico-social que marca nuestra vivencia del mundo. Y estas vivencias las queremos compartir con otros seres humanos de los cuales sabemos que también han tenido una “verdadera” vivencia como seres bio-psico-sociales en el mundo y que consideramos que nos “entienden”, aunque lo hagan mal. Sentimos la necesidad de intercambiar experiencias y pasar tiempo con otros seres humanos. Acá se abren y reabren muchas nuevas y viejas preguntas de la filosofía. ¿Qué es el pensar? ¿Qué pasa en nosotros cuando pensamos? ¿Qué tipo de existencia tiene el contenido de nuestro pensamiento, de nuestros sueños, tanto despiertos como dormidos? ¿Se diferencia estos contenidos en el tipo de contenido del pensar de la IA? ¿En qué punto el ser humano sería muy diferente de la IA o de los demás animales? ¿Qué son las emociones? ¿Por qué nos gusta estar junto con nuestros seres queridos y amigos? ¿Qué significa eso de “seres sociales”? ¿Por qué si los seres humanos son inteligentes se enfrascan en guerras de exterminio? ¿Por qué seguimos asumiendo como natural vivir en sociedades organizadas injustamente? ¿Qué nos mueve a la acción?¿Por qué nos gusta la música?

· Volver al diálogo entre seres humanos, es decir a la acción del pensar en el aquí y ahora, debates y reflexiones en el aula, eventualmente con utilización de diferentes IAs como fuente de datos. Por ejemplo, la lectura en voz alta de parágrafos relevantes del Tractatus de Wittgenstein o de Bartolomé o de la Dominación de Salazar Bondy, luego el maestro propone algunas reflexiones breves y algunas preguntas para estimular la reflexión al respecto y luego los estudiantes con IA en mano pasarán a exponer ideas interesantes al respecto para debatir y reflexionar (los buenos estudiantes incluso ya habrán traído de antemano las fuentes más relevantes para fundamentar lo que quieren sostener o proponer a reflexión). En el calor y pasión del diálogo los demás estudiantes pueden rastrear las fuentes de sus compañeros y al hacerlo estarán aprendiendo de manera activa sobre esas otras fuentes. Y disfrutarán de su participación en el diálogo filosófico mundial.

· Mantener la conciencia crítica también con respecto al accionar de la IA. Cuestionar y revisar constantemente las fuentes a las que remite la IA, que sean correctas y exactas y no hayan sido manipuladas por terceros o por sí misma. Esto significa volver siempre a las fuentes mismas. Leer los textos originales. Evitar leer solo resúmenes, por ejemplo. Hacer esto teniendo en cuenta que también los seres humanos pueden dar datos incorrectos o inexactos por haber sido manipulados, por fanatismo o por alguna otra razón privada.



[1] Andy Clark, The Experience Machine: How Our Minds Predict and Shape Reality (New York: Pantheon Books, 2023).

[2] Slavoj Žižek on Artificial intelligence (AI) https://www.youtube.com/watch?v=wpL3xPxNweY , min 1:25.

[3] Slavoj Žižek, Disparities (London: Bloomsbury Academic, 2016), pp. 28-29.

[4] Slavoj Žižek: Can AI eliminate humanity? Entrevista en: https://www.youtube.com/watch?v=vQuE67ZRctg, min. 2:56.

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