A PHILOSOPHY OF WAR
Manuel A. Paz y Miño,
Lic. en Filosofía, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y
Mag. Hum. en Ética Aplicada, Universidad Linkoping (Suecia)
Correo-e: mpazyminoc@unmsm.edu.pe
Orcid: 0000-0001-6549-795X
Resumen
Es una reflexión sobre la violencia, el fundamento de las guerras, sus diversas causas, consecuencias, formas y ética, además de las clases de armas usadas en ellas y los ejércitos más poderosos del mundo tanto en el pasado y el presente.
Finalmente se habla una latente y exterminadora Tercera Guerra Mundial donde no habrá vencedores ni vencidos.
Palabras clave: guerra, filosofía, armas, ejércitos.
Abstract
It is a reflection on violence, the basis of wars, their diverse causes, consequences, forms and ethics, as well as the types of weapons used in them and the most powerful armies in the world both in the past and present.
Finally, a latent and exterminating Third World War is discussed, where there will be neither winners nor losers.
Keywords: war, philosophy, weapons, armies.
La violencia humana
La violencia es el uso de la fuerza física por parte de los animales para dominar, someter e incluso comer a los de otras especies e incluso a sus propios congéneres.
En la violencia humana también se da la explotación de individuos de otras especies, sean como sujetos de experimentación, domesticación y consumo, y de otros humanos, como sujetos de robo, esclavitud, violación y muerte. Pero además la violencia es
un medio de defensa ante el ataque de los enemigos.
Sin tal violencia para matar y comer animales, especialmente de gran tamaño como los mamuts, gacelas, jabalíes, etc., y para herir y asesinar a sus atacantes, nuestros ancestros no hubieron podido sobrevivir.
Por otro lado, a pesar del desarrollo de la civilización que inhibe las bajas pasiones a través de la censura y represión social, aquéllas no dejan de existir y, dadas ciertas circunstancias psicosociales (Fromm 1975; Gunn 1976), siempre hay quienes se dejan llevar por tales pasiones al ganarles la codicia, la envidia, el odio y la lujuria, y llegan a dominar o asesinar a otros en base a la fuerza de la violencia y el miedo para robarles sus tierras, propiedades, riquezas y hasta mujeres o enriquecerse esclavizándolos.
Definición, causas y tipos de guerra
En sociedades tribales, los actos de guerra puede tratarse de que un solo individuo, representante de una comunidad sea muerto por otra en represalia a un ataque en donde el asesinado no participó (Smith y Stewart 2020).
Definamos la guerra como la violencia o el conflicto armado organizado entre dos o más países vecinos o no, o entre dos o más facciones dentro de un mismo país (guerra civil) sea por causas económicas, políticas, religiosas, etc. con sus respectivas fuerzas armadas.
Las causas pueden ser por lo común económico-limítrofes, esto es, hay disputas de territorios geo estratégicos y/o ricos en recursos naturales (Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, 1932-1935), cuando un país necesita los recursos naturales y la riqueza de otro(s) para sobrevivir o simplemente crecer y lo(s) invade (Guerra del Pacífico: Chile contra Bolivia y el Perú, 1879-1883) o son más de uno los que atacan a otro (Guerra de la Triple Alianza: Argentina, Uruguay y Brasil contra Paraguay, 1864-1870), etc. El o los vencedores se apoderan, por lo general, de parte del territorio del o los vencidos y le(s) obligan que pague(n) indemnizaciones.
También están las guerras por causas religiosas donde dos o más ejércitos luchan por territorios considerados sagrados (las cruzadas europeas católicas contra los árabes musulmanes por la Tierra Santa, 1096-1291), para defender la hegemonía de su propia fe (en Europa occidental y del norte, entre católicos y protestantes, 1524 y 1697; Francia, entre católicos y calvinistas, 1562-1598, etc.).
En las guerras civiles dos o más bandos se disputan el control de todo un país (la española entre militares sublevados nacionalistas y republicanos gubernamentales izquierdistas, 1936-1939), o una parte de un país se rebela y separa (la estadounidense o Guerra de Secesión entre los estados esclavistas del sur de la Confederación y los abolicionistas del norte de la Unión, 1861-1865).
En las llamadas guerras de independencia una parte de un país quiere separarse de otro, normalmente más grande y poderoso, y fundar su propia nación en base a su propia cultura, religión o historia (la Guerra de los 80 años: los Países Bajos de España, 1568-1648, las ex colonias inglesas en América del Norte, las españolas en América, las portuguesas en Sudamérica, las francesas en África, etc.).
Por su parte, según el Departamento de Defensa de los EE.UU. , las guerras se clasifican, por el tipo de enemigo en: 1) Conflictos de alta intensidad o guerras convencionales (el ejército enemigo está peor o mejor armado que el propio), 2) Conflictos de media intensidad o guerra de guerrillas (contra grupos paramilitares , poco armados, que controlan regiones de difícil acceso y con el apoyo de la población o por los poderes electos mediante sus ejércitos), 3) Conflictos de baja intensidad (contra grupos terroristas que no controlan territorios, pero a veces apoyados por parte de la población) (Wikipedia 2022).
Las armas de la guerra
Las armas son objetos o instrumentos para atacar o defenderse de animales u otros seres humanos.
En las guerras se han usado diversas clases de armas para la defensa y el ataque, según la evolución de su funcionamiento y elaboración: blancas, las de arco, fuego, incendiarias, biológicas, químicas, explosivas, aturdidoras, nucleares, etc.; según su blanco: cuerpo a cuerpo, cañones, ametralladoras, bombas y cohetes aire-tierra (contra búnkeres, tanques, etc.), aire-aire y tierra-aire (contra aviones o helicópteros), bombas, torpedos o misiles aire-mar o mar-mar (contra buques o submarinos), etc.
Las primeras armas de la humanidad fueron las piedras, los troncos de madera y los huesos de animales con los que se hacían jabalinas y garrotes en los combates cuerpo a cuerpo. Luego les siguieron las armas blancas: cuchillos de piedra, madera y huesos de animales, flechas y arcos de ramas de árboles, hachas de piedra, hondas, dardos, y armas elásticas más sofisticadas como catapultas, ballestas y lanzapiedras.
Luego los chinos en el siglo IX descubrieron la pólvora y desarrollaron armas de fuego como los lanzafuegos en el XI, cohetes, mosquetes, cañones así como explosivos como granadas y bombas en el XIII. En Europa ya se fabricaba pólvora en el siglo XIV. Y en América del Norte se inventó la ametralladora o arma de fuego por repetición en el siglo XIX con la que se venció definitivamente a los nativos.
En la actualidad ya no es necesaria la lucha cuerpo a cuerpo, basta con los dispositivos automatizados y digitalizados de las armas a distancia o de largo alcance lanzadas más allá del rango visual cercano con desventaja del blanco al tener menos tiempo de reacción y sin contacto físico con el enemigo: proyectiles o misiles, drones armados que disparan al cráneo del enemigo, o misiles inteligentes con bombas, incluidas las nucleares, con extraordinaria precisión.
Y en el futuro próximo habrá armas nanotecnológicas o nanoarmas, de tamaño molecular y mayor poder de destrucción que las de tipo químico, biológico o atómico.
Los ejércitos más poderosos
A través de la historia se ha podido determinar que los siguientes han sido los ejércitos más poderosos de la tierra y que ampliaron los territorios de sus naciones respectivas: el romano (cuyos soldados pobres y no pobres victoriosos recibían tierras y, los segundos solo, riqueza adicional), el mongol (que podía vivir de sus rebaños o la sangre de sus caballos y su uso del terror al pasar por cuchillo a poblaciones enteras de las ciudades vencidas), el otomano (que usó cañones y mosquetes antes que sus enemigos), el alemán nazi (gracias a su nuevas tecnologías de armamento y comunicación, rápidas e inesperadas invasiones y concentración de fuerzas), el soviético (un gigante militar) y el estadounidense (con gran fuerza militar rápida y eficaz y tecnología de avanzada) (Keck y Pillalamarri 2015).
Y en la actualidad se consideran como los más poderosos del mundo al estadounidense (con el de mayor número de aviones y gasto, el segundo en cantidad de armas nucleares), el ruso (con el mayor número de tanques y arsenal nuclear), el chino (con el mayor número de personal activo y barcos y el número dos en gasto), el hindú, el japonés, el surcoreano, el francés, el británico, el pakistaní y el brasileño (Padinger 2022).
No solo se necesita de fuerza para ganar
A lo largo de la historia se ha comprobado cómo ejércitos pequeños o con pocas armas y hasta de menor desarrollo han podido vencer o hacer que se retiren los de mayor cantidad de soldados con mejores y más elaboradas armas. Ejemplos recientes de esto se dieron durante la guerra de Vietnam o de Resistencia contra Estados Unidos (1955-1975), entre el ejército del comunista de Vietnam del Norte, apoyado por la Unión Soviética y china, y el de Vietnam del -sur, respaldado por los EE.UU. y naciones aliadas, donde terminó victorioso el primero gracias a su estrategia de guerra de guerrillas y el desgaste y desgano del ejército estadounidense; la guerra afgano-soviética (1978-1992) entre el ejército de la República Democrática de Afganistán, apoyado por la Unión Soviética, contra los guerrilleros muyahidines, apoyados por los EE.UU. y sus aliados, que hizo que las fuerzas soviéticas se retiraran ante sus ingentes pérdidas humanas, no solo a manos del enemigo sino por malas condiciones de higiene, y de dinero.
Es decir, hay factores geográficos y psico sociales que pueden definir el término de una guerra, fundamentalmente conocimiento del terreno de la guerra, moral y valentía elevadas, así como estrategias inteligentes y oportunas para atacar y/o contra atacar al enemigo (Tzu 2015; Maquiavelo 2004; Von Clausewitz 2021; Musashi 2005; Hart 2019).
Ciertamente, tales estrategias exitosas usadas en los conflictos bélicos, muy bien pueden usarse en otras esferas de la vida, como el trabajo, los negocios, las amistades o la vida familiar (González-Posada 2010; Greene 2019).
Consecuencias de la guerra
Las guerras ocasionan ingentes gastos en pertrechos, destrucción de los edificios públicos y las viviendas, gran pobreza, hambre, movilización, abuso y muerte de civiles y militares, así como pérdida de territorios.
En las terribles circunstancias de la guerra, sale lo peor y lo mejor de los hombres: sadismo, egoísmo y abuso, por un lado, y respeto, cooperación y humanitarismo, por el otro, entre los prisioneros, como lo llegó a testificar en uno de sus libros el psiquiatra Víctor Frankl (1946).
Además, entre los soldados sobrevivientes de ambos bandos, normalmente quedan mutilados, minusválidos o trastornados, y esto último debido a que sufren de estrés postraumático por presenciar situaciones terribles (como torturar o matar, o explotar el cuerpo o partes de él de otros soldados).
Y las mujeres supervivientes del bando perdedor pueden terminar violadas y embarazadas por los soldados de bando victorioso.
Con su economía también destruida, el país o países vencidos necesitarán ayuda material que incluso se la podrían brindar sus enemigos vencedores.
Ética de la guerra: civilización o barbarie
¿Es posible hablar de guerra humanitaria? ¿No es esto un contra sentido pues en todo conflicto bélico cada bando tiene que defenderse o atacar al otro, hiriendo y/o matando a sus enemigos con toda clase de armas a su disposición?
En la actualidad, existen normas, convenios y protocolos internacionales para evitar, por lo menos formalmente, los abusos sádicos y los crímenes barbáricos que no son raros en las guerras donde se expresan también no solo la inteligencia y la valía humanas sino también lo peor de nuestra especie.
Las cuatro Convenciones de Ginebra, firmadas entre 1864 y 1949, tienen por meta proteger a las víctimas de los conflictos bélicos: militares heridos, enfermos o náufragos de las fuerzas armadas en el mar, los prisioneros de guerra y las personas civiles (Comité Internacional de la Cruz Roja 2014).
Sabemos que la defensa y la ofensiva militares implican el uso de armas que no solo pueden herir al enemigo sino hasta matarlo según su uso y capacidad. Así que es inevitable atacar o ser atacado en una guerra convencional.
Entonces los que van a ser militares deben ser preparados para el arte, la técnica y la ciencia de la guerra, vale decir defenderse hiriendo o matando al enemigo.
En la preparación para lanzarse con un paracaídas desde una gran altura se entrena primero en una de pequeña, para manejar un tanque, un barco o pilotear un avión ahora hay simuladores digitales. Y, claro, también para disparar toda clase de armas incluso hay una inmensa gama de juegos y simuladores electrónicos. Sin embargo, una cosa es disparar a imágenes y otra a seres vivos. Por ello, en la milicia se entrena a sus miembros en los combates cuerpo a cuerpo y con armas. Pero simular golpes no es lo mismo que golpear, así como también usar armas virtuales y matar personajes digitales no es igual a lanzar granadas y disparar pistolas, ametralladoras o tanques o verdaderos para matar a otros seres humanos.
La manera más sencilla y común de aprender el arte de matar, usando por lo menos un cuchillo, es apuñalar abusiva y cobardemente a un can amarrado e indefenso.
La manera más sofisticada es presionar un botón y arrojar una bomba desde muy lejos para destruir un blanco con enemigos dentro y donde el verdugo nunca los enfrenta cuerpo a cuerpo.
Otra más sofisticada es que una gran potencia prepare militarmente y apoye económicamente a un ejército extranjero para ser usado geopolíticamente a favor de ella.
Y, claro, hay armas “más civilizadas” y sofisticadas como armas biológicas --en base a bacterias, virus y higos—, armas químicas o tóxicas, o bombas de neutrones, que pueden acabar con la vida de las personas sin destruir casas y edificios, y armas inteligentes, como drones con cargas explosivas para destruir blancos específicos o aniquilar vidas con costos menores a las bombas nucleares.
Por otro lado, paradójicamente, los cuerpos y las fuerzas militares, como los de las Naciones Unidas, los llamados cascos azules, crean y mantienen la paz, con éxito relativo, en zonas de conflicto alrededor del mundo (Naciones Unidas s/f).
Y en época de paz, los militares pueden hacen una labor pacífica en beneficio de la sociedad y de su país en general como cuando ocurren desatres naturales, la lucha de la policía contra el crimen y el narcotráfico, la seguridad de los comicios generales, la construcción de carreteras, etc. (Kuan s/f).
¿Es posible evitar las guerras?
Pedro Rodríguez Rojas nos dice: "En los últimos 5.000 años de historia, la humanidad solo estuvo 900 años en paz, en los cuales los hombres se preparaban para el conflicto siguiente. Mas de 8.000 tratados de paz se han firmado en el transcurso de los últimos 35 siglos” (2015, p. 42).
Contemporáneamente los países tienden a buscar superar pacíficamente sus diferencias, sobre todo en asuntos limítrofes, a través de la diplomacia pues, nadie en sus cabales, quisiera entrar en un conflicto bélico con todas las connotaciones que éste implica. Cuando las conversaciones diplomáticas y los tratados de paz fallan, la opción es presentar el caso a la Corte o el Tribunal Internacional de Justicia con sede en La Haya o simplemente la declaración de guerra.
Tras los ejércitos participantes de los conflictos bélicos hay una serie de intereses económicos y comerciales, especialmente de parte de los traficantes de armas de fuego y de las transnacionales petroleras, de ser el caso. Los primeros se enriquecen en gran medida con los países antagonistas del llamado Tercer Mundo que les compran armas para sus respectivos ejércitos, y los segundos explotando sus recursos naturales.
Eso explica que aunque el pacifismo o el movimiento pacifista tiene su seguidores alrededor del mundo, ha fracasado en eliminar las guerras del planeta.
¿La guerra del fin del mundo?
Desde fines de la Segunda Guerra Mundial en 1945, ha habido unas 140 guerras y la humanidad tiembla ante la posibilidad concreta de una tercera confrontación global.
Y eso ha sucedido en cada conflicto donde han intervenido directa o indirectamente una o más potencias mundiales durante la llamada Guerra Fría entre los EEUU, liderando a Occidente, y la URSS, a Oriente con la participación de la China inclusive, no solo a nivel militar, sino también político e ideológico. Esta guerra es llamada así a partir del discurso de Bernard Baruch, asesor presidencial estadounidense, donde se la menciona en 1947 y terminó al disolverse la Unión Soviética en 1991.
La Guerra Fría incluyó varias etapas: el bloqueo soviético de Berlín (1948-1949), la guerra civil china entre nacionalistas y comunistas (1946-1949), la guerra de Corea entre el sur, apoyado por los EEUU, y el norte, por la URSS y la China (1950-1953), la crisis del Canal de Suez o Guerra del Sinaí entre Egipto, apoyado por países árabes, y la alianza victoriosa entre Israel, Francia y el Reino Unido a la que los EEUU y la URSS presionaron para que retirasen sus ejércitos de territorio ocupado egipcio (1956), la crisis de Berlín que fue dividida en dos con la construcción de un muro por mandato de los soviéticos victoriosos y ocupantes (1961) y la crisis de los misiles soviéticos en Cuba (1962) (Wikipedia 2022).
Y ese gran temor está justificado porque luego de lanzarse entre sí, los bandos antagónicos, bombas nucleares (de uranio, plutonio, hidrógeno o neutrones), no habrá vencedores solo vencidos: los sobrevivientes a las radiaciones.
Sobrevivientes que buscarán alimentos a como dé lugar en el peor de los casos, o por medio de la negociación o el acuerdo en el mejor.
En la actualidad, evidentemente, son escenarios potenciales para un conflicto bélico las regiones donde haya países que hayan desarrollado su propio arsenal nuclear o que tengan en sus territorios arsenales de potencias amigas.
Se sabe que poseen armas nucleares: Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, India, Israel, Pakistán y Corea del Norte.
Precisamente en estos momentos se está produciendo un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania que si ésta hubiera sido defendida por la Unión Europea y/o los Estados Unidos se hubiera desencadenado la tan temida y esperada Tercera Gran Guerra.
Pero, los líderes ruso, estadounidense y de los demás países que tienen arsenal nuclear saben el riesgo mundial que se daría con una conflagración atómica. No obstante, eso no impedirá que alguno de ellos por equivocación, accidente, presión, provocación o locura pueda iniciar un ataque atómico contra el o los otros que le responderán produciendo la temible y terrible Tercera Guerra Mundial.
Simplemente los radares de un país pueden captar erróneamente ojivas nucleares en su dirección (siendo en realidad, por ejemplo, la salida de la luna, la luz del sol, una sonda científica o un satélite), falsas alarmas (por mal funcionamiento de ellas o de la computadora conectada a radares e incluso una cinta de entrenamiento para simular un ataque), la pérdida de comunicación temporal con estaciones militares puede confundirse con haber sufrido ataques del enemigo, cargas de profundidad de advertencia confundidas con ataque a un submarino nuclear, una respuesta nuclear ante un posible ataque convencional mínimo, la caída una bomba nuclear en el propio territorio. Obviamente la respuesta militar de ese país sería contestar con armas semejantes. Históricamente hubo una serie de sucesos de ese tipo que pudieron haber provocado tal conflagración planetaria (Brimelow 2018 y Gorvett 2022).
Por otro lado, el terrorismo organizado y fanático, sea de derecha o izquierda, occidental u oriental, ateo, cristiano, judío, musulmán, hindú, budista, etc. siempre tendrá la posibilidad de comprar material radiactivo con el cual fabricar sus propias bombas atómicas (se puede aprender a hacerlo con información del internet [Jiménez 2018]) o robar o comprar algunas a una burocracia corrupta de algún país nuclear en decadencia.
Conclusiones
La violencia es parte de la naturaleza y la humanidad, como nos muestra la historia, ella es el fundamento para que se produzcan las guerras, sean por pretextos políticos, económicos, religiosos, nacionalistas, tribales, etc. Guerras que expresan las posibilidades de la maldad sistemática de los hombres contra sus congéneres.
Por otro lado, las armas de la guerra han evolucionado en conjunto con las sociedades humanas. No obstante, han aparecido en el siglo pasado diversas instituciones internacionales, siendo la más importante la Organización de las Naciones Unidas, que se han esforzado reiteradamente en impedir las guerras o contralarlas con resultados muy limitados.
Además, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, una tercera pero de tipo termonuclear ya está en terrible espera, y aunque ha habido varios amagos de ella, ya sea por temeridad o error de uno y otro bando, también podría ser provocada por terroristas sin bandera.
Tal temible Tercera Gran Guerra si se llegara a dar, al ser masiva y darse en distintas regiones del planeta, acabaría con gran parte de nuestra especie, sin ningún país vencedor pero con todos vencidos, además de exterminar a otras por la contaminación radioactiva que cubriría toda la atmósfera terrestre.
Referencias
Brimelow, Ben. Business Insider (2018). 9 veces que el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear y rectificó a tiempo, 29 de abril.
https://www.businessinsider.es/9-veces-mundo-estuvo-borde-guerra-nuclear-rectifico-203890
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https://elpais.com/internacional/2021-12-02/putin-exige-garantias-solidas-de-que-la-otan-no-llegara-a-sus-puertas.html
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