KRONOS Y CORONAVIRUS, LA LEVE TEMPORALIDAD DE LA HUMANIDAD

Ernesto Edmundo Álvarez Lacayo

Lic. en Estudios Eclesiástico, Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Mag. en Antropología Social y Docente Investigador, Universidad San Carlos de Guatemala-Centro Universitario de San Marcos (USAC-CUSAM) 

Email: 20140990@cusam.edu.gt

Resumen: La pandemia ha modificado los patrones de comportamiento, la vida y la economía de las personas. El sistema económico controlado por un capitalismo salvaje que, junto con gobernantes inescrupulosos, en un tiempo y en un espacio, ha  pretendido, incluso, sujetar a las personas. La enfermedad ‘global’ ha puesto al descubierto la levedad temporal de la humanidad. El poder que se ejerce sobre los cuerpos por medio de protocolos de bioseguridad, en los que se le pide a la población mantener una distancia de seguridad y, un tiempo. Realizaremos un análisis filosófico de la pandemia desde la categoría de tiempo y el concepto de temporalidad, especificando y, recurriendo, a su etimología griega: cronos y kairós.

Palabras clave: Biopoder, cronos, kairós, pandemia, sindemia, tiempo

KRONOS AND CORONAVIRUS, THE SLIGHT TEMPORALITY OF HUMANITY

Abstract: The pandemic has changed people's behavior patterns. The economic system controlled by a savage capitalism that, together with unscrupulous rulers, in a time and in a space, has even tried to subject people. The 'global' disease has exposed humanity's temporary lightness. The power that is exercised over bodies through biosafety protocols, in which the population is asked to maintain a safe distance and time. Governments do not agree on the management of the disease that has paralyzed the economies of countries worldwide.

Keywords: Biopower, chronos, kairos, pandemic, syndemic, time.

 

Homo sum, humani nihil 

a me alienum puto 

(Publio Terencio Africano)

I. Introducción

La mitología griega nos narra que Cronos es fruto de la relación entre Urano (el cielo) y de Gea (la tierra). Éste destronó a su padre, para después casarse con su hermana Rea; asumió el reino de los dioses, pero conociendo que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus hijos decidió devorarlos a todos nada más nacer. Hay que destacar que, Cronos y Kayrós, son distintas maneras de contabilizar la sucesión de episodios de la actividad humana. El primero, para contabilizar la sucesión de momentos de la actividad humana, meramente, pero que anula la acción futura cuando surge el inicio del siguiente momento; el segundo, desde la reflexión teológica, es la dosificación e irrupción de la acción divina en la historia humana. De hecho, San Agustín en el libro de XI, c.14,17, de sus Confesiones, filosofaba: “¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé” (Agustín, 1997 ). En la actualidad mucha gente cree que, después de superada esta pandemia que asola a la humanidad de la primera mitad de éste siglo XXI, ‘todo volverá a ser, lo que antes era’. No, pues no. Entonces ante esto ¿acaso habrá un antes y un después de la pandemia? Por supuesto que sí, para bien o para mal, sí.

II. Nadie inmune, todos contagiados

1. Pandemia y biopoder

La Pandemia ha resquebrajado las economías mundiales al punto que los gobernantes de las más poderosas luchan, infructuosamente, minimizar las bajas en el número de contagiados en sus respectivas naciones. Las desigualdades sociales se han agudizado aún más en los diversos países. Tan es así que, hasta las familias se han convertido en espacios de ‘proximidad-lejana’ y, como escribió Bauman: “No es extraño, entonces, que la proximidad virtual sea la opción de elección, practicada con mayor celo y abandono que cualquier que cualquier otra clase de cercanía. La soledad detrás de la puerta cerrada de una habitación particular y con un teléfono celular a mano en una situación más segura y menos riesgosa que compartir el terreno común del ámbito doméstico” (Bauman, 2013. 6a. reimpr., pág. 90). ¿Acaso no es esto lo que se pretende con la comunicación virtual, ‘todos comunicados, a través del ciberespacio, pero cada uno desde su propio nicho’?

El flujo de la información en los mass media. La comunicación que viaja en cuestión de segundos se ve saturada porque todos, o al menos la mayoría, quieren ser los primeros en destapar el escándalo. Así se vuelve actual, lo que decía Marshall McLuhan, ‘el medio es el mensaje’. Los nuevos areópagos juveniles modernos son las redes sociales que pretenden validar lo que, muchas veces, no pasa por la criticidad, el análisis de la información. Totalmente “infoxicada” en la sociedad red, en donde cualquiera puede publicar y todos opinar sin un debido discernimiento.

2. Un análisis filosófico del biopoder en relación a esta pandemia

La noción de biopoder se explica desde los escritos foucaultiano como el ejercicio del poder que hacen los estados para sujetar a la población (Castro, 2018). Evidentemente, la enfermedad sigue cobrando vidas humanas a diario, pero lo que sí está muy claro es que, esto ha servido como justificación para que los gobernantes saquen el mejor de los provechos para aprobar leyes en las que las élites hegemónicas mantienen el control introduciendo el miedo, cuando más agudizar viejas ideologías racistas. Así lo destaca la filósofa canadiense, Naomí Klein en su libro La doctrina del shock: el auge del capitalismo (Klein, 2011). El poder que se ejerce sobre los cuerpos por medio de protocolos de bioseguridad, en los que se le pide a la población mantener una distancia de física de seguridad y un tiempo, dejarse medir la temperatura de su cuerpo, usar mascarillas que evitan contagiar y ser contagiados. Hacer uso frecuente de lavado de manos y el alcohol en gel. Una bandeja empapada de cloro a la entrada de las casas, de los edificios públicos y privados. En los supermercados, el audio que advierte mantener el distanciamiento social y la brevedad en adquirir los alimentos que, después al llegar a casa, se deben desinfectar parsimoniosamente, no sin antes, cumplir un riguroso protocolo en el umbral de la casa de habitación; cambiar los zapatos usados durante la salida a diligencias, echar la ropa ‘contaminada’ en bolsa especial que, luego, será lavada evitando mezclarla con otras en la lavadora. Evitar tocar los pomos de las puertas e ir tras de sí cubriendo los espacios con chorros de alcohol desinfectante salido de potentes atomizadores caseros para evitar contagiar a los residentes. Ante esto y, después de esto, ¿llegará la tan esperada “normalidad”? Aún cuando ya haya vacuna ¿Seguiremos confiando en el “otro”? ¿mantendremos las mismas interacciones que en otra época solíamos mantener? ¿Acaso, llevar puesta una mascarilla será una señal inequívoca de que nuestra vida “dejó de ser normal”? Con relación a nuestro tiempo ¿Estará a merced de cronos que devoró a sus hijos o regidos por Dios que, finalmente, tuvo compasión de nuestras desgracias y ha venido a salvarnos? Es allí donde volveremos a percatarnos de la leve temporalidad del ser humano ¿No es esto lo que destacan en primera plana los diarios tanto impresos como digitales? Lo saben los profesionales de la medicina que, a destajo y, cubiertos de pies a cabeza, con trajes antifluídos; guantes en sus manos, tapabocas y caretas, están bregando con el covid-19, en las salas atestadas de contagiados en donde pareciera que el cronos no avanza, y más, se percibe el tiempo como kayrós, tiempo oportuno de Dios, en la esperanza de quien lucha por sobrevivir?. Y donde toda palabra salida de labios generosos y hasta angelicales, llevan aliento a seguir viviendo. Así lo comparte el colombiano, de Bogotá, Jorge Alberto Galeano, quien se ha convertido en el único acompañamiento que tienen las familias de quienes mueren en cementerios y salas de velación. También lo sabe la chilena técnico en enfermería Dámaris Silva, la violinista del pasillo, que los días martes y jueves toca su violín para los enfermos internados en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital. Lo sabe el guatemalteco Helmut Estévez, encargado del Hospital Temporal Covid-19, en Quetzaltenango, que junto a un gran Equipo de camilleros, enfermeros y enfermeras, entre ellas Flora Hernández, una monja que ofrece, como voluntaria, su tiempo y conocimientos; junto al personal de limpieza y seguridad. También Claudio Escalante Peña, el peruano que le despierta la esperanza a los familiares de enfermos que, al parecer, ya han perdido la batalla.

3. Economía planetaria resquebrajada

El capitalismo creía tener el control en el/del tiempo, pero se equivocó. Y es que, como escribió Guy Debord: “El tiempo que tiene su base en la producción de mercancías es él mismo una mercancía consumible, que reúne todo lo que antes se había distinguido, en la fase de disolución de la vieja sociedad unitaria, como vida privada, vida económica, vida política” (Debord, 1995, pág. 95). Aunque, como lo destaca Sachs, ‘medios de comunicación, intereses corporativos fundamentales, y los políticos constituyen ahora una red de interconexiones y poder sin fisuras, diseñada para perpetuarse a sí misma a través de la incesante fabricación de ficciones’ (Sachs, 2012). Ante esto surgen varias preguntas, a saber ¿Alguna vez el capitalismo pensó que burlaría los tiempos como el “ya, pero todavía no” que se plantean los exégetas? ¿Creyó cierta vez que se mantendría en una época contemporánea, en lo intempestivo, controlando los tiempos por medio de los diversos modos de producción? De este modo, siguiendo a Agamben que dice: “Porque el presente no es más que la parte de lo no-vivido en todo lo vivido, y lo que impide el acceso al presente es precisamente la masa de lo que, por alguna razón (su carácter traumático, su cercanía excesiva), no hemos logrado vivir en él. La atención a ese no-vivido es la vida del contemporáneo. Y ser contemporáneos significa, en ese sentido, volver a un presente en el que nunca estuvimos” (Agamben, 2011, pág. 27). Quizá, será por eso que, los epidemiólogos, ofrecen diversas conclusiones y distintas propuestas (Zizek, 2020).

4. Ni aislamientos ni muros

Los movimientos financieros y su control. El tiempo se agota y una escalada reducida de clase social económica influyente aumenta sus ganancias sobre las fuerzas sociales que buscan, por todos los medios, la mejora a su ya maltrecha economía. Y no es novedoso, pues como afirma David Harvey: “el capital cambia la escala a la que opera de tal forma que sitúa los poderes y la influencia a la escala que le resulta más ventajosa para la reproducción de su propio poder” (Harvey, 2014 [1a. edic. 2000], pág. p.135). Ante esto ¿será que a Wall Street le interesará la suerte de quienes sostienen, con su fuerza laboral, a los multi inversionistas, especialmente en países pobres, como en muchos de Latinoamérica? O, como sostiene Chomsky, ¿no se tratará de un Kabuky político?, al analizar la influencia bipartidista estadounidense durante la campaña electoral actual, en la que, incluso, ambos candidatos a la presidencia se han atrevido a medir fuerzas con otras potencias mundiales como China, Japón y Rusia, en el tiempo y, en el espacio, acerca de la vacuna solo para acrecentar el fasto de compañías farmacéuticas estadounidenses a través de la mano invisible, -para usar la metáfora smithiana-, en donde la ley de la oferta y la demanda  beneficia a la oligarquía? De hecho, según refiere Zizek, el presidente de Estados Unidos ha invocado la Ley de Producción de Defensa que permite al sector privado  aumentar la producción de suministros médicos de emergencia; “un caso ejemplar de la lucha entre la privatización/barbarie y el colectivismo/civilización” (Zizek, 2020, pág. 97).

5. Sindemia más que pandemia

Las notorias contradicciones entre científicos desafía a las sociedades y desanima a los sujetos que sufren de miopía social para poder ver la luz al final del túnel. Los gobiernos no se ponen de acuerdo en relación al manejo de la enfermedad que ha paralizado la economía de los países a escala mundial. Las cifras de contagiados y muertes no coinciden con las registradas por la OMS, es más, al parecer, no hay un control sobre la fabricación de vacunas en países como China, Rusia y Estados Unidos de Norteamérica. Aunque también Cuba ha entrado a la contienda de la producción. ¿Acaso la solución está en la conceptualización que deba darse a la causante de miles de contagiados y muertos? ¿O es cuestión de lenguaje o, perplejidades, que llamaba el segundo Wittgenstein? Debe haber más que eso.

La noción del concepto 'sindemia' fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo médico estadounidense, quien argumentó que un enfoque 'sindémico' revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud. Independiente de cómo se interprete, la situación ha diezmado la economía planetaria. Por tanto, han de revisarse, no tanto los protocolos rigurosos como las ‘políticas’ que se vienen implementando hasta ahora e ir pensando “en una sociedad alternativa, una sociedad que vaya más allá del estado-nación. Una sociedad que se actualice en forma de solidaridad y cooperación global” (Zizek, 2020, pág. 46). Vienen muy de acuerdo a esta idea las palabras de Hannah Arent, cuando dice: “El mundo no es humano por el simple hecho de estar hecho por humanos, y no se vuelve humano por el simple hecho de que la voz humana suene en él, sino sólo cuando se ha convertido en objeto del discurso […] Sólo humanizamos lo que está sucediendo en el mundo y en nosotros cuando hablamos de ello, y es al hablar que aprendemos a ser humanos. A esta humanidad que se alcanza en el discurso de la amistad, los griegos la llamaban filantropía, “amor al hombre”, ya que manifiesta en sí misma la disposición de compartir el mundo con otros hombres”, citada por Bauman (Bauman, 2013. 6a. reimpr.). La humanidad necesita, no volver a la “normalidad”, pues ya agotó su tiempo, sino a humanizarse, a solidarizarse con el Otro. 

III. Conclusión

Hemos hecho un análisis filosófico de la pandemia desde las categorías de tiempo y el concepto de temporalidad, especificando y recurriendo a su etimología griega: cronos y kairós. Las contradicciones entre científicos y gobernantes, a pesar de que desafía a las sociedades y desanima a los sujetos que sufren de miopía social para poder ver la luz al final del túnel, siempre hay instrumentos ópticos-sociales para mejorar esa visión humanista. Las naciones están obligadas a ponerse de acuerdo en relación al manejo de la enfermedad que ha paralizado la economía de los países a escala mundial afectando especialmente a las fuerzas sociales. Queda demostrado históricamente que, la humanidad es frágil, pero se fortalece cuando toma en cuenta a los demás. De lo contrario, caeremos en la insensibilidad y el costumbrismo de escuchar las deprimentes cadenas nacionales en donde pareciera que cobra importancia el número de recuperados o fallecidos por la Covid-19, y no las disposiciones claras por aunar esfuerzos entre todas las naciones del planeta; una auténtica sinergia mundial.

Bibliografía

Agamben, G. (2011). Desnudez. Buenos Aires. Argentina: Adriana Hidalgo editora.

Agustín, S. (1997 ). Confesiones (Trad. José Cosgaya). Madrid, España: Biblioteca de Autores Cristianos.

Baudrillard, J. (2007). La Sociedad de consumo. Madrid, España: siglo xxi edit.

Bauman, Z. (2013. 6a. reimpr.). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Castro, E. (2018). Diccionario Foucault. Temas, Conceptos y Autores. Buenos Aires, Argentina: siglo xxi, editores.

Debord, G. (1995). La sociedad del espetáculo. Santiago de Chile: Ediciones Naufragio.

Harvey, D. (2014 [1a. edic. 2000]). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Quito, Ecuador: IAEN-Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador.

Klein, N. (2011). La Doctrina del Shock: el Auge del Capitalismo. Buenos Aires. Argentina: Paidós Editorial.

Sachs, J. (2012). El precio de la civlización. Barcelona, España: Galaxia Gutenberg-Círculo (Trad.Estrella Trincado).

Zizek, S. (2020). Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo. Barcelona, España: Anagrama.

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