viernes, 31 de marzo de 2023

LA PARADOJA DE LA CORRUPCIÓN

 


Licenciado José Luis Herrera Díaz, Universidad Nacional Federico Villarreal Correo: newton1729@hotmail.com

 

RESUMEN

En lo que sigue haré una reflexión filosófica sobre la corrupción. Como tal, la reflexión se planteará en el ámbito de lo especulativo problematizado y, en este sentido, será distinta a la reflexión que podría hacer un político, un sociólogo o un jurista. Sostendré que la corrupción, a diferencia de otros delitos, presenta un carácter paradójico que se refleja en el marco de los valores y normas de los sistemas jurídicos. La corrupción, lejos de simplemente reconocerse por su oposición a alguna ley o norma, utiliza la ley en contra del mismo sistema y, para realizar tal operación, comienza no por oponerse a la ley sino por defenderla y aparentemente cumplirla.

Palabras claves: corrupción, paradoja, sistema jurídico, valores, lógica.

THE PARADOX OF CORRUPTION

ABSTRACT

In what follows I will make a philosophical reflection on corruption. As such, the reflection will arise in the field of the speculative problematized and in this sense it will be different from the reflection that a politician, a sociologist or a jurist could do. I will argue that corruption, unlike other crimes, presents a paradoxical nature that is reflected in the framework of the values ​​and norms of legal systems. Corruption, far from simply being recognized by its opposition to some law or norm, uses the law against the system itself, and to carry out such an operation, it begins not by opposing the law but by defending it and apparently complying with it.

Keywords: corruption, paradox, legal system, values, logic, bribery.

 

INTRODUCCIÓN

La filosofía es metadiscurso, esto es, una reflexión a partir de un discurso previo al cual critica, analiza o fundamenta. Este discurso puede bien ser el del sentido común, como sucede con la ética, que es el discurso que critica la moral de un pueblo dado, es decir, que a partir de ciertas ideas nativas y originarias sobre lo bueno o malo, justo o injusto, el filósofo se plantea cuestiones, desarrolla problemas y especula soluciones. Este discurso previo recoge la experiencia originaria intersubjetivamente dada y el lenguaje que se ha desarrollado y que sirve para hablar del tema. Es en este sentido que hablamos de la filosofía como un metadiscurso, como discurso sobre el discurso, o discurso situado en una experiencia previa. Este planteamiento a su vez evita la excesiva abstracción del discurso filosófico que, sin estar situado en una experiencia, bien podría extraviarse en la metafísica más lejana y ajena a nosotros.

Una serie de palabras como “corrupción”, “soborno”, “robo”, etc. nos impide dudar de la existencia de este fenómeno, pero la sola existencia del mismo no es suficiente para suponer que los términos  usados son claros y trasparentes en su significado Por ejemplo, una definición de corrupción como: “la corrupción es el mal uso del poder, confiado a un funcionario, de tal forma que es contrario a la ley”, puede dejarnos más preguntas que respuestas, tales como ¿en qué consiste el buen uso de la ley? Si se responde que ello consiste en seguir “el sentido de la ley”, podríamos preguntar por el sentido de la ley, además podría pensarse que la corrupción consiste en violar el sentido de la ley y no alguna ley, pero si así fuera entonces la corrupción más que un delito sería un meta-delito etc. Es por ello que los términos anteriormente nombrados exigen un esclarecimiento.

LA PARADOJA DE LA CORRUPCION

Resulta paradójico que muchas veces la justicia use corruptos para combatir la corrupción, como sucede, por ejemplo, cuando se busca la colaboración eficaz con la finalidad de obtener pruebas que nos permitan descubrir a los jefes de bandas criminales. Este es el caso, por ejemplo, de la colaboradora Karelin López quien se acogió a la colaboración eficaz.

López es una empresaria que se acogió a la colaboración eficaz después de reconocer su participación en distintos delitos, que involucran al expresidente del Perú Pedro Castillo y varios ministros de estado.  Ella mantuvo reuniones con el mandatario en seis ocasiones, algunas en el palacio de gobierno, otras en su casa del Jirón Sarratea, en Breña. 

López está acusada del delito contra la administración pública en la modalidad de tráfico de influencias. Con su empresa Threejots SAC ha participado en los gobiernos de Alan García, Pedro Pablo Kuczinski y Martin Vizcarra, además López tendría antecedentes policiales por delitos que involucran desde el robo hasta la extorsión.

Con todos estos antecedentes Karelin López ha sido aceptada como colaboradora eficaz, esto es, que se confía en su declaración, aun cuando esta tenga que ser verificada. Por otro lado, dicha verificación, al decir del abogado Germán Ramiro Alatrista Muñiz, nunca es muy exigente, y por ser de carácter privado no puede ser cuestionada por el abogado de la defensa. Alatrista afirma que el doctor San Martín Castro, especialista en el tema, reconoce que el mayor problema de la colaboración eficaz es la falta de contradicción por parte del abogado de la defensa y esto se debe a que la declaración del colaborador eficaz es solo entre el abogado de la fiscalía y el juez, sin participación del abogado de la defensa.

El sistema jurídico como tal se sostiene en el supuesto de ser la expresión normativa del compromiso moral del Estado y en tal sentido expresa un conjunto de valores que aspiran a ser los más altos de una sociedad. Resulta en este sentido contradictorio que para lograr sus fines éticos tenga que recurrir a delincuentes, como son los corruptos, para el logro de sus objetivos.

Si el sistema jurídico, para lograr sus objetivos, precisa la colaboración de delincuentes, que son aquellos a quienes en teoría se opone, entonces él no puede garantizar la eliminación total de aquello a quien se opone, puesto que precisa de su colaboración.

El caso es que los sistemas jurídicos son también instrumentos de poder, y el sistema guiado por una lógica pragmatista utilitaria sacrifica el “hacer justicia para todos los involucrados” por hacer justicia para la mayoría o aquellos que tuvieron mayor responsabilidad, y en esto no se guía por lo más justo sino por lo más útil.

Los ciudadanos al conocer los testimonios productos de la colaboración eficaz sienten desconfianza de estos, es por ello que estos testimonios deben ser verificados, pero aun cuando sean verificados no llegan a producir una confianza adecuada y esta situación muchas veces es explotada por los opositores políticos para desacreditar el régimen. La frase “dime con quien andas y te diré quién eres” producto del sentido común, es usada para la especulación de corrupción del aparato estatal. Es así que el medio por el cual el Estado podría fortalecerse al lograr mayor eficacia en el combate de la corrupción termina paradójicamente desacreditando al gobierno, deslegitimándolo y, en algunos casos, produciendo desgobierno, siendo esto claramente paradójico.

Por un lado, si el Estado se decide a luchar contra la corrupción aceptando la colaboración eficaz habrá siempre razones para desconfiar de la honestidad del Estado. Por otro lado, si se decide a no utilizar el testimonio de los colaboradores, el ciudadano tendrá razones para dudar de la honestidad del Estado, por no utilizar los medios adecuados para combatir la corrupción.

No es por falta de razonamiento que se produce esta situación, sino que aun usando un razonamiento correcto, o siguiendo una racionalidad política acorde con los hechos se produce. En efecto, la historia ha registrado casos en que el un Estado corrupto no investiga adecuadamente y también casos en el que el colaborador eficaz ha mentido, los ciudadanos no creen en la verificación de las declaraciones porque su racionalidad les dicta que éstas pueden ser inventadas.

El resultado de todo esto es que se produce la paradoja inevitablemente. La paradoja causa una desagradable sensación de inseguridad y desconfianza en la que el individuo no quiere permanecer se apresura a dejar. La forma más rápida de dejarla es tomar partido por uno de dos bandos. Estos son:

1.- El Estado debe aceptar la colaboración eficaz y debemos confiar en los medios de verificación de ella.

2.- El Estado no debe aceptar la colaboración eficaz de gente deshonesta e involucrada, sino que debe buscar otros medios para combatir la corrupción.

Para defender su posición cada grupo ofrecerá al otro la mitad de la paradoja, sin atender la otra mitad o simplemente desestimándola, mientras que un grupo argumentará a favor de la colaboración eficaz y negará la posibilidad de la corrupción del Estado en la verificación de los testimonios el otro lo calificará en el mejor de los casos de ingenuo –negando de este modo su racionalidad- y argumentará a favor de la eliminación de la colaboración eficaz. ¿Quién tiene razón?

Es claro que en los casos concretos con el paso del tiempo se van revelando -al menos algunas veces- nuevas pruebas que inclinan la balanza ya sea a un lado u al otro y la gente puede decir “ya ves, tenía razón” o “uf, que equivocado estaba”, pero también se dan los casos en  que la duda persiste insistentemente. Muchas veces, sin embargo, no podemos darnos el lujo de esperar tanto tiempo para tomar una decisión, por esta razón nos preguntamos ¿qué hacer con la paradoja de la corrupción?

LOS LÍMITES DEL SISTEMA JURÍDICO

La desconfianza en la verificación de las declaraciones del colaborador eficaz puede ser producto de la desconfianza en la perfección del sistema jurídico o puede ser la desconfianza en el uso que hacemos del sistema jurídico. En el primer caso se asume que el sistema jurídico es ilimitado en su racionalidad, lo cual, como veremos, es un error.

Cada vez que se presenta una paradoja debemos hablar de los límites del sistema que la ha generado. Gracias al gran lógico Kurt Gödel sabemos que todo sistema capaz de albergar a los números naturales es incompleto, esto es, que en él existirán teoremas que no pueden ser demostrados por los medios lógicos algorítmicos. El sistema jurídico, por supuesto, es suficientemente amplio para albergar el lenguaje de los números naturales y presentar, de ese modo, limitaciones, así que, como consecuencia, es un sistema incompleto.

Esto no es ninguna novedad, hace mucho que los ciudadanos percibieron las limitaciones de sus sistemas de justicia y de la política de sus países. La corrupción política pulula en todo el globo causando una fetidez política innegable que se expresa en frases como “los políticos son corruptos” etc., lo novedoso es que el teorema de Gödel limita el sistema jurídico independientemente de la voluntad humana, esto es, que aun cuando nos esforzáramos todos en hacer funcionar el sistema, aun así, éste tendría limitaciones y algunas sentencias no podrían ser jamás un resultado riguroso de la argumentación lógica. Quizá sea bueno recordar que esto no solo le pasa al sistema jurídico, sino también a la física, las matemáticas, la ingeniería etc. El teorema de Gödel afecta a todos los sistemas capaces de representar números naturales. Quizá deba mencionarse que luego de que Gödel publicara su teorema se demostró la existencia de varios sistemas matemáticos incompletos, ello, sin embargo, no ha limitado la investigación en dichas áreas.

ENVUELTOS EN EL PROBLEMA

A diferencia de los problemas lógicos, los cuales pueden ser tomados por un pasatiempo –salvo para matemáticos y lógicos-, el problema de la corrupción no puede jamás ser ignorado o dejado de lado. Lo político es tal que invade toda nuestra vida, está en la televisión, la radio, en la conversación de nuestros amigos y familiares, de alguna manera estamos envueltos en la problemática en cuanto que manifestar un carácter indiferente ante la misma es también tomada por una posición política, la del inconsciente. El que no opina sobre la corrupción se presenta ante los que la discuten como un defensor de la misma y en política como un acomodado, es decir, aquel que “está tan bien con el régimen que sin duda debe gozar de privilegios que no le hacen reclamar justicia”, es decir, alguien injusto por su falta de consciencia social.

En el otro extremo están los que opinan, guiados solo por la emoción, que el problema de la corrupción es una especie de guerra entre los buenos y los malos. Los que roban al Estado, robándole a todos, y aquellos que son víctimas del robo, entre los cuales se ubican. Se muestran entonces muy indignados y hasta coléricos, hablan de casos que dicen conocer en los que los corruptos se han apropiado de terrenos, han viajado mucho al extranjero y, en general, se han dado “la gran vida”. Todo esto es comprensible.

Lo que es muy decepcionante es percatarse que muchas de esas personas al preguntarse a sí mismas como actuarían de ser ellas autoridades declaran abiertamente que serían corruptos, y robarían todo lo que pudieran. Por supuesto, no lo dicen como respuesta directa a la pregunta de su interlocutor, sino que lo suelen decir, cuando ya entrados en la conversación, aparece como idea suelta, sin duda, producto de una asociación libre: “pero ¿tú sabes cuánto se puede robar?”,  “un añito no más que estuviéramos en ese cargo y nos forramos para toda la vida”. Estas frases inmorales son habituales en las conversaciones de mucha gente sobre la corrupción, algunos que parecen muy indignados y es, entonces, cuando descubres que la indignación que sentían no era producto del horror que le causa la inmoralidad (la cual han normalizado), sino producto de un revanchismo, de que sea a ellos a quienes les roban y no poder ser ellos.

Todo esto, por supuesto no es invento mío, sino que doy testimonio de un fenómeno muy habitual.

LA SENSACION DE FALTA DE CERTEZA

La corrupción produce “la paradoja de la corrupción” que es la situación angustiosa en que se encuentra un ciudadano que no confía en el Estado por considerarlo corrupto y que sin embargo lleva a cabo sus actividades como si confiara en él. No podemos tener certeza de que ciertos sectores del Estado trabajen honestamente, pero no podemos ir a dicha entidad y exigirle que no sean corruptos, porque generalmente no tenemos los elementos para demostrar dicha corrupción. No tenemos certeza de aquellas proposiciones que nos parecen a todas luces verdaderas, como son “Juan Pérez es un juez corrupto”, “Alan Garcia fue un gran corrupto” etc.

 “Sobre la Certeza” (SC) es el último ensayo del filósofo austríaco Ludwin Wittgenstein. Filosofo de singular profundidad que es a menudo considerado el más grande filosofo del siglo XX. En SC examina el significado del conocimiento certero, sus conclusiones se consideran a menudo una refutación, desde la filosofía del lenguaje, del escepticismo clásico, un nuevo concepto de certeza, y un aporte a la epistemología contemporánea.

En SC Wittgenstein hace un análisis de la forma en que usamos las proposiciones que contienen el término “Sé”. El “sé” se usaría de dos formas muy distintas, en la primera significaría un saber del que no se tiene ninguna duda, es el saber de aquello que tenemos certeza, mientras que en otras ocasiones el “sé” reflejaría un conocimiento en el cual creemos, pero no tenemos el tipo de seguridad que en el primero. El sé que se usa para expresar certezas no deja lugar a dudas, de alguna forma se nos impone, y aun cuando quisiéramos dudar de él la duda sería solo un ejercicio teórico, nunca una verdadera duda.

8. La diferencia entre los conceptos de «saber» y «estar seguro» no tiene ninguna importancia, excepto cuando «Sé» quiere decir: no puedo equivocarme. Ante un tribunal, por ejemplo, podría utilizar «Estoy seguro» en lugar de «Sé» en todas las declaraciones. De hecho, podemos imaginar que el «Sé» estuviera prohibido allí (Wittgenstein 2009, p. 780).

Los ciudadanos que afirman que el Estado es corrupto hasta el extremo de considerarlo un Estado ilegitimo y pedir “que se vayan todos”, “nueva constitución”, “que renuncie el presidente”, etc., tienen la certeza de que hay corrupción. Por esta razón son capaces de hasta arriesgar la vida, saliendo en marchas en las que muchas veces hay víctimas mortales, por buscar una solución para su país.

Esta certeza política, siendo una certeza distinta a la que expone Wittgenstein en SC es, sin embargo, muy parecida y, como veremos, muchas de las categorías que el filósofo encuentra en la certeza epistémica se podrían haber predicado para la certeza política.

Wittgenstein piensa que el conocimiento humano está estructurado de tal forma que el saber no certero adquiriría su sentido, en última instancia, en un conjunto de certezas que todos tenemos y de las cuales no podemos dudar como la creencia de que “estoy vivo”, “existe el mundo”, “ésta es mi mano”, “nunca he estado en la luna” etc. Este conjunto de creencias empíricas, de las que nadie duda, son la base para que el hombre se lance al estudio del mundo físico, la química, la astronomía etc. que, sin duda, dan por sentadas estas verdades.

1 . Si sabes que aquí hay una mano, te concederemos todo lo demás (Wittgenstein 2009, p. 778).

Sin embargo, es bueno observar que este conjunto de proposiciones empíricas (ésta es mi mano, nunca he estado en la luna, etc.) no forman parte de la ciencia, nunca aparecerán en un libro de química o astronomía, no por ello, sin embargo, son la base de las otras.

En forma paralela y similar solo cuando hay certeza de la corrupción es que construimos discursos que destructivamente niegan la honestidad de todas y cada una de las instituciones, discursos que se imponen en la mente de las marchas de protestas y que son su verdadero sustento.

Muchas veces se trata de convencer a los marchistas diciéndoles que están errados, que las conclusiones a las que llegan necesitan pruebas y que sin evidencia no se afirmar nada. En este caso Wittgenstein nos advierte que nuestro proceder es errado, puesto que no partimos de las mismas certezas, entonces nuestros juegos de lenguaje serán distintos, y no se reconocerán como argumentos válidos a aquellos que partan de supuestos distintos.

205. Si lo verdadero es lo que tiene fundamentos, el fundamento no es verdadero, ni tampoco falso (Wittgenstein 2009, p. 834).

Entonces, ¿qué es lo verdadero para Wittgenstein? Lo verdadero es aquello que puede ser sometido a prueba, como sucede por ejemplo con la ciencia, que es un discurso que exige demostración. La ciencia y cualquier discurso organizado en base a ciertas certezas indiscutibles que son el contexto, precisa argumentación lógica y como resultado de la misma se producen las proposiciones verdaderas.

Las certezas no son verdaderas porque ni siquiera pueden ser discutidas, dado que quien las sostiene no puede sino pensar que en efecto se cumplen, si pudiera ponerlas en duda entonces no serían verdaderas certezas, y si en algún momento se ponen en duda, entonces se ha ingresado a otro juego del lenguaje. Mientras que estas proposiciones funcionan como certezas son simplemente indudables.

105. Cualquier prueba, cualquier confirmación y refutación de una hipótesis, ya tiene lugar en el seno de un sistema. Y tal sistema no es un punto de partida más o menos arbitrario y dudoso de nuestros argumentos, sino que pertenece a la esencia de lo que denominamos una argumentación. El sistema no es el punto de partida, sino el elemento vital de los argumentos  (Wittgenstein 2009, p. 808).

El sistema legal se asienta también sobre ciertas certezas previas. Por ejemplo, que existe el robo, que estamos de acuerdo con vivir en un Estado, etc. Son estas certezas lo que hace necesarias las leyes según el ñ juicio de los ciudadanos. Sin embargo, cuando se pone en duda la ley lo que ha acontecido es que dichas certezas han dejado de ser tales, y a la inversa, cuando las certezas son de corrupción de los organismos del Estado éstas se convierten en la base de un nuevo sistema de pensamientos y reflexiones que tienen por tema la duda generalizada de todo el aparato estatal

Normalmente hemos pensado los lenguajes como teorías científicas axiomáticas, teorías que sin el apoyo de sus axiomas colapsan inmediatamente, sin embargo, no es lo que vemos con el sistema legal, no acontece que la duda en las leyes haga colapsar el sistema de justicia quedándose luego en un limbo sin ninguna idea de lo que es justo. Lo que realmente se observa es que un sistema sustituye al otro en la medida en que éste se va derrumbando. Incluso en la ciencia no sucede que se abandona de golpe una teoría solo porque presente algunas anomalías, sino que simultáneamente a los intentos de “repararla” surgen otros sistemas especulativos, que pretenden ser su remplazo. Si el conocimiento humano trabajara como un sistema axiomático, una contradicción en el sistema nos regresaría a la edad de piedra.

Wittgenstein señala la existencia de las proposiciones bisagras. Las proposiciones bisagras son ciertas proposiciones que bajo cierto uso (juego del lenguaje) funcionan como certezas, pero que bajo otro uso no lo son. Esto implica que no hay una esencia de las certezas, sino que en ciertas circunstancias las proposiciones pueden funcionar como certezas y en otras no.

96. Podríamos imaginar que algunas proposiciones, que tienen la forma de proposiciones empíricas, se solidifican y funcionan como un canal para las proposiciones empíricas que no están solidificadas y fluyen; y también que esta relación cambia con el tiempo, de modo que las proposiciones que fluyen se solidifican y las sólidas se fluidifican (Wittgenstein 2009, p. 806).

En la paradoja de la corrupción, vemos también un vaivén en la confianza de la gente, si confían en la verificación de la colaboración eficaz entonces ésta se debe aplicar y el que no lo haga el Estado es un síntoma de corrupción. Por otro lado, si se desconfía en la verificación, el que el Estado la use es un síntoma de corrupción. Como sucede que no hay unanimidad sobre la confianza en la verificación se desarrollan distintos juegos del lenguaje para calificarla, en unos la proposición “la verificación acredita la colaboración eficaz” juega de certeza, mientras que en otros no lo es. Se trata de una proposición bisagra.

Además, Wittgenstein nos advierte de una “red de certezas”. Las certezas se encuentran relacionadas unas con otras de modo que el poner una en duda afecta a las otras, y esto mismo es lo que pasa en un sistema en el que se descubre una corrupción, esto de inmediato lleva a dudar de otras leyes, si bien esto no hace que el sistema colapse si produce un ambiente de desconfianza generalizada, un hedor que contamina y crea malestar.

225. No me aferro a una proposición, sino a una red de proposiciones.

¿POR QUE EXISTE UNA TENDENCIA HACIA LA DESTRUCCION EN LUGAR DE CONSTRUIR Y APOYARSE?

Esta flexibilidad que tienen los lenguajes de poseer proposiciones bisagra no la tiene, sin embargo, la lógica, porque la lógica se guía por el sistema axiomático, no por la realidad lingüística.

Los primeros lógicos fueron matemáticos, estamos hablando de Frege, Russell, Boole, etc. Ellos desarrollaron la lógica, pensando que debía ser más rigurosa que la aristotélica y dado que las matemáticas siempre han sido el modelo de la rigurosidad, tomaron por modelo las matemáticas.

Nadie puede poner en duda que darle una forma matemática a la lógica fue un gran paso, esto no solo permitió los avances de la lógica proposicional sino sobre todo los de la lógica cuantificacional también llamada de segundo nivel que contiene toda la lógica aristotélica y mucho más. No es el momento para dudar de la utilidad de las matemáticas en el desarrollo de la lógica.

 

Lo que podría, sin embargo, pasar es que nuestra matemática no fuera lo suficientemente avanzada y que como consecuencia de ello la matematizacion de la lógica no fuera completamente desarrollada. Lo que nos sugiere la paradoja de la corrupción en nuestro análisis no es que la lógica está mal, sino que no es suficiente para representar las proposiciones bisagra, que sin embargo en la práctica todos usamos.

 

No hay que ser muy observador para percatarnos que los desencuentros entre los marchistas y los que defienden al Estado producen en ambos grupos actos de violencia irracionales que, incluso, han terminado en muertes, pero siempre hemos atribuido esa falta de razón a la emoción y el fanatismo, al no saber tolerarnos y al ser violentos. Lo que propongo (sin negar lo anterior) es que puede haber una razón lógica para este desencuentro, una limitación en nuestro entendimiento, en nuestra forma humana de pensar, que hace difícil comprendernos y ante esta dificultad unida con falta de paciencia se desencadena la emoción y el fanatismo, el extremismo y la necedad.

 

Nuestra lógica es contextual de modo que la verdad que puede ser pensada es siempre relativa a ciertos supuestos inalterables. De este modo, la posición del otro, comúnmente llamada “su verdad”, solo puede ser entendida bajo el supuesto de que cuestionemos a la vez la propia (nuestra verdad), pero esto parece en principio imposible, pues si cuestionamos los principios de los cuales partimos no hay garantía de que nuestro razonamiento sea bueno y ni siquiera que se pueda dar, pues como hemos visto desarrollar un sistema de pensamiento presupone un conjunto de certezas inamovibles para dotar de sentido nuestro discurso. Por ejemplo, ¿qué sentido tendrían todas las fórmulas de física si no existiera un mundo en el que existen cosas que se mueven? Sencillamente parecerían un ejemplo extraño y abstracto de matemáticas y por más que tratáramos de entenderlo no podríamos porque careceríamos de la experiencia del mundo que es en última instancia donde se sostiene la interpretación de las fórmulas. La existencia del mundo da sentido a ese conjunto de fórmulas que es la física y pretender quitarle las certezas a un discurso lo convierte en un mero ejercicio abstracto, ingenioso quizá, pero nunca real.

 

Por supuesto se han propuesto soluciones (como la fusión de horizontes o el principio de caridad) pero sucede que éstas realmente no resuelven el problema.

Las matemáticas son un ejemplo de razón contextual, simplemente no se puede hablar de nada sino declaras en donde están definidos los signos que usas, y esto siempre dentro de un conjunto que junto con los axiomas constituyen el contexto.

 

El dialogo entre dos partes presupone poner entre paréntesis mis certezas más caras y abrirme a otras posibilidades sabiendo que, o intuyendo, al hacerlo dejo un discurso para mi coherente por la aventura de una verdad que quizá no llegue a entender. El dialogo precisa valor y audacia intelectual, pensar no solo con la lógica, esa que precisa de certezas, sino también con algo más que nosotros tenemos, pero que no tiene propiamente un nombre, sabemos que existe porque los conflictos acaban y el dialogo algunas veces se logra, pero no somos dueños de él, no al menos por ahora.

 

El dialogo es un aspecto del lenguaje que Wittgenstein no llego a analizar, esto quizá se deba a que partió del concepto de proposición. Si el fenómeno fundamental del lenguaje no es la proposición, sino la comunicación entonces la lógica es un discurso limitado, esto sin embargo no implica que no se le pueda completar.

 

Si el fenómeno fundamental del lenguaje es la comunicación, y no el significado, entonces posiblemente toda la filosofía analítica, toda la filosofía del lenguaje sea un discurso muy limitado, apenas una sombra de lo que debe ser, pero ello no significa que los filósofos del lenguaje estuvieran equivocados. Porque, así como lo fundamental es la convivencia humana, nacida de la comprensión y el dialogo, es claro sin embargo que dicha comprensión debía comenzar por saber explicar con argumentos lo que pensamos, no podíamos comenzar por lo más complejo, sin conocer bien lo simple. Si es así quizá llegue un día en que la filosofía analítica nos diga la razón de nuestros desencuentros.

 

CONCLUSIONES

 

A modo de conclusiones podemos mencionar:

 

1.- Existe una paradoja de la corrupción que es la situación angustiosa en que se encuentra un ciudadano que no confía en el estado por considerarlo corrupto y que sin embargo lleva a cabo sus actividades como si confiara en él.

2.- La paradoja causa una desagradable sensación de inseguridad y desconfianza en la que el individuo no quiere permaneces y se apresura a dejar. La forma más rápida de dejarla es tomar partido por uno de dos bandos.

3.- En la paradoja de la corrupción, vemos un vaivén en la confianza de la gente, si confían en la verificación de la colaboración eficaz entonces esta se debe aplicar y el que no lo haga el estado es un síntoma de corrupción, por otro lado, si se desconfía en la verificación el que el estado la use es un síntoma de corrupción. Como sucede que no hay unanimidad sobre la confianza en la verificación se desarrollan distintos juegos del lenguaje para calificarla, en unos la proposición “la verificación acredita la colaboración eficaz” juega de certeza, mientras que en otros no lo es. Se trata de un caso concreto de una proposición que se solidifica (para servir de certeza) y que luego se fluidifica (deja de ser certeza).

4.- La paradoja de la corrupción sugiere que es necesaria una matematización más amplia de la lógica que permita representar a estos nuevos fenómenos lógicos, tema que desarrollo en mi tesis de maestría.

5.- El significado a sido hasta hoy la problemática fundamental de la filosofía analítica, pero si el significado solo puede entenderse conociéndose los juegos del lenguaje-y estos son fluyentes- entonces es posible que el concepto fundamental de la filosofía analítica cambie de la proposición-oración al dialogo.

6.- El ser humano a desarrollado a través de la historia ejemplos extraordinarios de discursos contextuados, (como las teorías matemáticas axiomatizadas, las ciencias físicas, las teorías filosóficas etc.). Al mismo tiempo se ha mostrado muy limitado cuando a tenido que enfrentarse a problemas que involucren más de un contexto, (conflictos armados, racismo, clasismo, eurocentrismo etc.), no es que no hayamos podido superar algunos, pero por lo general son producto de la genialidad, (teoría de la relatividad de Galileo, teoría de la relatividad restringida de Einstein, números negativos, el número 0, el dialogo filosófico Platón, etc.), todo esto es una muestra de que nos percatamos del problema de entender más de un contexto o perspectiva, pero no es algo que realmente manejemos y podamos siempre superar.

Si el ser humano es un animal producto de la evolución y si la razón, y la lógica con ella, son productos evolutivos ¿Por qué tendríamos que pensar que nuestra razón evoluciono, perfectamente?, pudo muy bien quedarse a medio camino entre la conquista de una nueva razón, de una nueva lógica, y pienso que esa nueva lógica ya no es solo contextual, sino intercontextual, como se sostiene en “Las cinco esquinas de la racionalidad”.

 

BIBLIOGRAFIA

1_ FUENTE//ANDINA//REDACCION: RPP NOTICIAS / ¿Quién es Karelin Lopez?: la trayectoria de la empresaria que figura como visitante de palacio y la casa de Breña, Lima Perú ,5 de diciembre del 2021

https://rpp.pe/politica/gobierno/quien-es-karelim-lopez-la-trayectoria-de-la-empresaria-que-figura-como-visitante-de-palacio-y-la-casa-de-brena-noticia-1373094 

2_ WITTGENSTEIN/Ludwig TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS INVESTIGACIONES FILOSOFICAS, SOBRE LA CERTEZA, Editorial Gredos, Madrid,2014

https://lenguajeyconocimiento.files.wordpress.com/2014/04/wittgenstein-gredos-tractatus-investigaciones-y-sobre-certeza.pdf 

3_ CASTILLO /Isabel Metadiscurso: Concepto, Características y Ejemplos, Lidefer, 16 de abril del 2021

https://www.lifeder.com/metadiscurso/


 

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