Shelsy Emely Velasquez La Rosa
Estudiante, Escuela de Filosofía, Universidad Nacional Mayor de San Marcos shelsy.velasquez@unmsm.edu.pe
Resumen: A inicios del segundo milenio la humanidad es azotada por una nueva pandemia, el coronavirus. El contexto de su aparición acentúa la inestabilidad en los ámbitos económicos y políticos, más competitivos e interconectados que nunca antes. Sin embargo, consideramos que la presente situación no hace no sino poner de manifiesto que nuestros sistemas políticos y económicos presentan graves falencias para afrontar una crisis global. La necesidad, aún en medio de una pandemia, de que el rumbo de los sistemas económicos y políticos continúen funcionando bajo supuestos tales como la forzosa obtención del capital y la lucha por la supremacía gubernamental, implican deficiencias éticas en el manejo de dichos sistemas, en medio de la amenaza de muerte de millones de personas. Cumplir los fines que dichos sistemas representan en su sentido originario, más allá de los supuestos señalados, constituye una probable alternativa de solución a la crisis que se ha presentado a la par del coronavirus: desde una teleología disciplinaria hacia una axiología interestructural.
Palabras clave: coronavirus, economía, política, ética, teleología.
Abstract: At the beginnings of the new millennium humankind faces a new threat: the coronavirus. The context of its apparition heightens the instability of both the political and the economic aspectos of the world, more connected and intertwined than ever before. However, let’s considere that the present situation also heightens the flaws of our political and economic systems to face the world’s crisis. The necessity -- even amidst the pandemic -- that the course of these systems continues to function under assumptions such as the mandatory capital gain and the struggle for the governmental supremacy, imply ethical deficiencies in the handling of those systems, amidst the threat of millions of people’s deaths. To fulfill the purposes of the political and economic systems in their original sense, beyond the above assumptions, constitutes a possible alternative of solution of the crisis appeared together with the coronavirus: from a disciplinary teleology to an inter-structural axiology.
Keywords: Coronavirus, economic, politics, ethics, theology.
1. CORONAVIRUS, O UN ACONTECIMIENTO USUAL EN LA HISTORIA DE LA VIDA NATURAL
Las grandes pandemias, la mitigación, reducción o interrupción del desarrollo natural de las diferentes especies a lo largo de la historia biológica, no es un acontecimiento poco usual. Las crisis generadas por bacterias, virus y demás entes patógenos, al igual que los fenómenos naturales catalogados como desastres, constituyen situaciones reales por las que nuestro planeta y sus componentes sufren cambios y/o alteraciones; son a veces más frecuentes, extremas e inesperadas, pero constituyen, casi siempre, la exposición a una situación que amenaza con mermar el desenvolvimiento y hasta existencia de una o varias especies que se encuentren directa o indirectamente afectadas por la misma. La humanidad, como una parte más del entramado natural del planeta tierra, no se enfrenta a un problema nuevo. Al ser una especie altamente desarrollada, que es capaz de retener información útil (memoria) y resolver ventajosamente los problemas que su medio presenta (inteligencia), se considera, no en vano, lo suficientemente capaz de hacer frente a este tipo de situaciones y lograr sobreponerse: “Entendemos la historia y hemos triunfado, a pesar de la crisis” (Cárdenas, 2020). Ciertamente somos una de las especies más exitosas que han existido, la ventaja racional que poseemos ha sido aprovechada y hemos logrado, hasta ahora, sobrevivir a las crisis que hemos afrontado como sapiens sapiens. Sin embargo, las diferentes situaciones de peligro por las que hemos tenido que atravesar a lo largo de lo que se considera la ‘historia humana’, ocasionalmente amenazan con poner a prueba dicha capacidad de, al fin y al cabo, supervivencia. Aún nuestra mejor arma, la inteligencia superior, sistemática, abstracta, eidética, científica… se enfrenta a desafíos difíciles presentados por tales eventualidades.
La COVID-19, en tanto fenómeno, es una eventualidad de tipo pandémica. La OMS la define como “la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente” (OMS, 2019). Es, más allá de las consecuencias puramente estadísticas de contagio (altamente infecciosa), una crisis para el hombre porque además de amenazar nuestra subsistencia biológica, pone a prueba nuestra capacidad de subsistir en todos los demás ámbitos por medio de los cuales nos relacionamos. Ahora bien, considerando los ámbitos de organización del ser humano, los sistemas políticos y económicos, una manifestación del mismo y principal ámbito, el sistema natural-social de agrupación por medio de la cual procuramos subsistir; vemos que las diferentes actividades humanas se ponen a prueba conjuntamente ante una crisis y sufren, inevitablemente, alteraciones en su usual desarrollo. Somos ahora testigos de cómo, una vez más, la humanidad es atacada por un fenómeno imprevisto que amenaza con mermar nuestra subsistencia en los demás sistemas antes mencionados; el COVID-19 es, como muchos, un acontecimiento usual en la historia de la vida natural, que ahora enfrentamos en más de un ámbito del actuar humano.
2. ECONOMÍA Y POLÍTICA: HERRAMIENTAS DE SUBSISTENCIA HUMANAS
La mayoría de retos ante los que debemos sobreponernos diariamente, todos ellos abocados en última instancia a lograr los medios para nuestra subsistencia natural, se encuentran parcialmente cubiertos y hasta asegurados (en los mejores escenarios) gracias a que ciertas ramas del saber que poseemos se han llevado a la correcta aplicación práctica de teorías válidamente planteadas. A nivel histórico-global, pueden considerarse a la economía y la política como las dos herramientas más comunes con las que procuramos subsistir como especie. Su relevancia se explica debido a que toda sociedad, tarde o temprano, requiere encausar a un gran grupo individuos para lograr un mismo objetivo; dicha cooperación hoy en día alcanza incluso niveles internacionales.
La creación de estructuras económicas y políticas responden a la necesidad social de un intercambio activo entre bienes y servicios (en el ámbito económico), normas y leyes (en el ámbito político) que facilitan nuestra subsistencia colectiva porque a nivel estructural garantizan la realización de actividades básicas y esenciales para nosotros.
2.1. La economía moderna
La economía, remitiéndonos a su originario significado, es una actividad que procura dotar a los seres humanos de los medios para su subsistencia, implicando la buena administración de los recursos que se hallan a su alcance para que sean aprovechados y se logren obtener beneficios de su trabajo de transformación (Sabino, C., 1991, p.147). Históricamente surgió a un nivel familiar y comunitario, y aún hasta antes de las revoluciones industriales implicaba una actividad de intercambio comercial entre algunas ciudades.
Sin embargo, la economía ha dejado hace ya mucho tiempo de implicar el aprovechamiento de recursos a nivel de ciudades que se encuentren ventajosamente cerca, a veces inclusive aisladas de otras ciudades; la economía moderna es global. Esto no quiere decir que la economía clásicamente entendida pierda su carácter o hasta difiera de la economía del siglo XXI; al contrario, toda economía tiende a aumentar los beneficios de acuerdo a un menor costo de producción de bienes y/o servicios. Las relaciones económicas siempre han procurado tender hacia su maximización y la obtención de mayores ganancias y beneficios. Ahora todo movimiento económico se encuentra conectado; dichos fenómenos económicos afectan, por tanto, siempre colateralmente a los demás asociados. La economía global nos vuelve interdependientes a nivel internacional y deja, por ello, expuestos a más o menos el mismo grado de crisis a todos sus miembros cuando un miembro de dicho mercado, poderoso, influyente o importante, entra en crisis ante, por ejemplo, una pandemia. La colosal china y el poderoso Estados Unidos son, hoy en día, dos de los miembros más importantes de la economía global junto con la Unión Europea; los tres grandes bloques, casi a la par, son ahora los más afectados por el surgimiento de una nueva pandemia, el coronavirus. La máxima ventaja de la economía global, la conexión internacional, es ahora nuestro punto más débil cuando, en medio de una pandemia global, procuramos hallar la forma de que un sistema económico centrado en el intercambio de bienes y servicios continúe subsistiendo por medio de la primacía del capital.
2.2. La política moderna
La política por otro lado, y centrándonos en el mismo originario significado, se ocupa de las cuestiones propias de lo común, implicando ello un manejo óptimo de los asuntos de orden y/o ley, encausando los intereses particulares al cumplimiento de los compromisos asumidos en base al ‘implícito’ acuerdo de cordialidad y respeto a los demás miembros y sus intereses; “un arte del hacer” (Abal, J., 2010, p.25). La política moderna, al igual que la economía moderna, es global, no hablando más allá de ciudades sino hasta de países enteros. Su máxima ventaja consiste en salvaguardar la libertad y luchar por la paz para todo hombre o mujer, independientemente de la nacionalidad, lengua, religión, o cualquier otra circunstancia irrelevante ante su condición de ser humano. Aunque la base de la política global se subdivide en organismos aliados por bloques, mayormente centrados en defender su primacía como aledaños a una región del globo; casi todos los actores de la política mundial ven su más grande escenario en máximos organismos internacionales de interconexión como la ONU. Tal organismo representa la culminación del máximo esfuerzo de comunicación entre todos sus miembros, o la mayoría, para luchar por la conciliación entre los intereses de cada nación y de sus respectivos individuos.
Ante una situación de crisis como la que ahora se está viviendo, de carácter internacional, la ONU, junto con sus respectivos órganos anexados, se ven en la necesidad de hacer valer el diálogo internacional para lograr conjuntamente la solución a un problema que nos aqueja indistintamente, desencadenar los protocolos en base a lo acordado y velar por su correcto cumplimiento. Ello acarrea, empero, un grave problema en el panorama mundial; parece ser el mismo que en la economía mundial moderna, el cual puede entenderse mejor al comprenderse dentro del ámbito de la política. La máxima ventaja de la política global, la conexión internacional, es ahora nuestro punto más débil cuando, en medio de una pandemia global, procuramos hallar la forma de que distintos sistemas políticos centrados en la conciliación de intereses y el cumplimiento de acuerdos, continúen subsistiendo por medio de la primacía de intereses de poder particulares (en tanto nacionales) antes que intereses de cooperación internacionales.
3. La ética
La economía y la política implican, por lo anteriormente dicho, esfuerzos humanos conjuntamente articulados para lograr fines comunes de bienestar en el ámbito práctico. Más allá de este aspecto suyo, en el ámbito teórico se sustentan en base a los fines que los mueven a actuar como sistemas. Podemos reconocer características esenciales para su existencia que parten de la definición de ambos como ciencias, en tanto significan características suyas irremplazables dentro de su concepción; además de ello, reconocemos supuestos para su funcionamiento en la práctica, dichos supuestos son variables y no se contemplan como esenciales para su concepción.
Ambas herramientas del quehacer humano se encuentran ahora entrampadas en dichos supuestos, que surgen en un contexto práctico que suele soportarlas y hasta necesitarlas para su dinamicidad, mas no es tal el caso en medio de una situación de crisis global. El culto a supuestos tales como el capital y el poder, en economía y política respectivamente, se agravan, como ya se mencionó, en un contexto de conexión internacional como el que ahora vivimos. En una situación donde los esfuerzos conjuntos requieren dejar de lado la carrera por el éxito económico y la victoria de poderío político, las estructuras mismas de desarrollo político y económico se deben cuestionar desde su aplicación práctica hasta, de ser necesario, sus bases teóricas mismas. Acabamos de ver que es urgente, en medio de la crisis generada a partir del surgimiento de un virus cuyas consecuencias han devenido en un colapso de las usuales estructuras de vida ante pérdidas humanas la crítica a dichas estructuras, a partir de su sustento.
Que se continúe con la lucha por patentes nacionales antes que el accionar conjunto de las potencias globales y demás países, denota una incapacidad ética para, en primer lugar, dejar de lado intereses egoístas que priman el valerse de los medios (supuestos) de control de los sistemas políticos y económicos; en segundo lugar, llevar al debate y hasta cuestionar la necesidad de dichos medios en el contexto de una urgencia global. Una acción tal implicaría confrontar un error que consiste en mantener una ventaja por consenso que, en medio de una situación crítica, deviene en desventaja y acarrea problemas aún más graves; tales problemas, surgidos del culto al capital en el sistema económico y de la primacía de intereses particulares (o nacionales, en tanto de individuos de una sola nación) en el sistema político, no se han criticado en medio del debacle de dichas estructuras y de la incapacidad de la mayoría de individuos, los comúnmente afectados, para afrontarlas y reponerse a ellas. La ética, como estudio filosófico de las relaciones humanas, en un espacio abierto y transparente de la lucha conjunta con las demás disciplinas humanas, propiciará una solución exitosa a los problemas surgidos, además de en el ámbito sanitario, en los ámbitos ético y político, en medio de una pandemia y crisis como el coronavirus.
3.1. La crisis ética del siglo XXI, el culto al capital y el poder
Hemos esbozado los aspectos generales de la economía y política que actualmente se conservan en sus sistemas y que, en la situación crítica en la que nos encontramos, exacerban sus problemáticas en lugar de dar pie a una pronta solución. Toda acción humana tiene consecuencias y vemos a diario que no hay más radicales e infranqueables consecuencias en otras actividades tanto como en estas dos ramas del quehacer humano, porque las decisiones tomadas en ese campo, hoy en día, afectan la vida de millones de personas y repercuten profundamente en su desenvolvimiento. Ahora bien, cuando criticamos en la economía moderna el culto al capital y en la política moderna el culto al poder, no señalamos sino un efecto de una problemática aún más general. La adopción de una resolución a una problemática la dan hombres, las decisiones son tomadas por nosotros y somos nosotros, por tanto, responsables de las consecuencias que las mismas puedan generar. Salvo excepcionalidades comprensibles, entre las que no se encuentra una situación de crisis como la del coronavirus porque tal es esperable dentro de las contingentes eventualidades (valgámonos de la experiencia), deberíamos estar preparados para una situación de crisis. Es comprensible, sin embargo, que una situación tal como la generada por el coronavirus haya puesto al descubierto una falencia de prevención porque al hombre nada más le aterra la idea de una eventualidad posible, aunque sea altamente probable, que además obstruya la realización normal de sus actividades de costumbre. Lo que debemos hacer en primer lugar es enfrentar nuestra actitud con respecto a la problemática que se nos ha presentado y aclarar, de manera contundente, hasta dónde estamos dispuestos a llegar para darle solución.
La crisis por la COVID-19 ha afectado la vida de millones de personas, ha finiquitado a gran porcentaje de la población mundial y ha generado repercusiones a nivel global en los sistemas económicos y políticos (Hustvedt, S., 2020); ante tal situación el efecto más visible, la pérdida de vidas humanas, se confronta con efectos colaterales que, aunque graves, se pueden remediar desde otros ángulos si dejamos de lado los aspectos más irrelevantes pero paradójicamente casi tan valorados como la pérdida de vidas humanas. La presente crisis global de la economía y política implica un problema grave, pero no es sino el efecto de una problemática aún mayor: el miedo a despojarnos de los grandes supuestos de su dinamicidad, aún en una situación donde su cuestionamiento y nuevo encause de los mismos sea mucho más tolerable que permitir la muerte de millones de personas. En el escenario actual la interminable lucha de las potencias internacionales por continuar demostrando su primacía, por medio de sus planes políticos y estrategias económicas, no parece favorecer un espacio abierto y transparente en la lucha conjunta y rápida por lograr una solución exitosa en medio de la pandemia y crisis; sirviendo una vez más, los múltiples escenarios de intercambio de diálogo más autorizados entre países (medios de comunicación y los mismo organismos internacionales), de un segundo patio de apuestas de victorias y derrotas de tecnologías, sistemas económicos, etc.
La relevancia que se le da al capital y al poder no pueden seguir compitiendo más ante la necesidad de encontrar una solución conjunta a la crisis del coronavirus o de cualquier otra crisis; tales demandas responden a una actitud egoísta del hombre que, pese a los grandes problemas que ya genera en los sistemas de los que hemos hablado, no permite especialmente en medio del deterioro y flaqueo de estos al hombre centrarse en solucionar el problema más importante sino el único en estos momentos. Mientras se siga luchando por mantener el sistema tradicional económico y político funcionando bajo los mismos supuestos, no se podrá luchar, de lleno, por salvar la vida del ahora millón de infectados por el coronavirus.
4. ¿DEJAR DE LADO EL CAPITAL Y LA LUCHA POR EL PODER? ES POSIBLE
Nos hemos malacostumbrado a dejar que algo que fue consenso en un primer momento y que sólo se mantiene en su autoridad por consenso hasta ahora, nos limite a la hora de desplegar nuestros esfuerzos ante una la catástrofe global que ahora enfrentamos.
Resulta sin embargo utópico querer que en los sistemas económicos y políticos sus supuestos más valiosos se cuestionen y hasta evalúen con miras a un cambio. El capital en los sistemas económicos y el poder en los sistemas políticos constituyen factores importantes dentro de los mismos porque son capaces de orientar y hasta motivar su desenvolvimiento. Es altamente efectiva una economía que se oriente en base al capital así como una política que se oriente hacia el poder; pero no debemos olvidar que, como medios intercambiables para lograr los verdaderos objetos de dichos sistemas, su subsistencia no depende de ellos sino que ellos dependen de la existencia de dichos sistema.
La economía y la política subsisten, más allá del capital y el poder, porque garantizan que los resultados de los esfuerzos humanos sean reconocidos y respetados, defendidos y garantizados, respectivamente; ambas parten de la ética de la inteligencia humana, cuya última misión consiste en procurar medios para la supervivencia.
En nuestra sociedad moderna en la práctica, sin embargo, se ha sobrevalorado el medio de cambio de nuestros esfuerzos y la competitividad de los sistemas nacionales. Parece imposible que dichos elementos se dejen de lado, sin embargo, debemos cuestionar seriamente su importancia y si es viable tal opción. ¿Dejaría de ser posible que, de sustituirse en capital en la economía y la lucha por el poder en la política, dichos sistemas dejen de funcionar óptimamente? Remontándonos de nuevo a las bases teóricas de ambos sistemas podemos vislumbrar claramente que su funcionamiento depende del fin último u objeto por el cual fueron instaurados en el orden humano: como herramientas de subsistencia humanas, la una orientada a la buena administración de los recursos que se hallan a su alcance para que sean aprovechados y se logren obtener beneficios de su trabajo de transformación; la otra implicando un manejo óptimo de los asuntos de orden y/o ley encausando los intereses particulares al cumplimiento de los compromisos asumidos. Ambas, teniendo ahora un alcance global, no dejan de funcionar bajo el mismo objetivo por el que teóricamente fueron creadas; sin embargo, el que en la práctica se hayan priorizado ciertos elementos o supuestos de dinamicidad no imposibilita que puedan continuar funcionando efectivamente sin ellos.
“Una pregunta resuena todo el tiempo: ¿hasta dónde los Estados tienen las espaldas anchas para proseguir en clave de recuperación social? Esto es algo que veremos en los próximos tiempos y a este devenir no serán ajenas las luchas sociales, esto es, los movimientos desde abajo, pero también las presiones que ejercerán desde arriba los sectores económicos más concentrados. Por otro lado, es claro que los Estados periféricos tienen muchos menos recursos” (Svampa, M., 2020).
4.1. Cooperativismo y consenso
El problema por el que a la crisis sanitaria internacional por el coronavirus se añada la crisis económica y política de sistemas enteros nacionales de comunicación global se debe a que, no habiendo previsto cómo dichos sistemas debían adaptarse a tales situaciones, se pretenda su continuidad en base a supuestos insostenibles en medio de dicha situación. Es posible -y necesario en una situación como la actual- que, volviendo sobre la base de la teoría misma de la política y la economía de acuerdo con sus respectivos fines, se haga frente exitosamente a los problemas que ahora se han presentado a la par de la crisis por coronavirus. La “crisis” económico-política traducida en la incapacidad para garantizar la óptima circulación del capital y la primacía del poder no debe confundirse con la crisis económico-política producida por la incapacidad para garantizar la óptima obtención, aprovechamiento y distribución de los recursos disponibles, a la par del mantenimiento del orden comunitario internacional. Es necesario, sin embargo, desplegar esfuerzos titánicos en ambos sistemas en este segundo sentido: continuar cumpliendo con la demanda propia de todo sistema económico, en tanto proveedor de bienes y servicios básicos para subsistir; cumpliendo con la demanda propia de todo sistema político, en tanto garante de orden y regulación de subsistencia conjunta. Gracias a que ambas deban forzosamente dejar de lado momentáneamente elementos preciados como el capital y el poder, podrán por ello mismo centrarse en desplegar esfuerzos conjuntos orientados a la solución del respectivo problema momentáneo dentro de su campo de acción.
En medio de la crisis actual, las evidencias se presentan de manera abrumadora por el tambaleo y/o derrumbe de ambos sistemas, y demandan una solución que vaya hacia sus mismas raíces teóricas. En nuestros actuales sistemas económicos, el cooperativismo puede reemplazar la “necesidad” de inyección del capital mientras, a la par, a nivel de sistemas políticos, el consenso reemplaza a la “necesidad” de la competencia de bloques gubernamentales. Se pueden seguir produciendo bienes y servicios básicos, aunque el capital se deje de lado si internacionalmente se resuelve luchar por el orden comunitario; tal decisión, sin embargo, puede parecer que implica despojarnos de nuestras libertades y derechos, pero tales no pueden ser mirados desde una misma óptica cuando sus condiciones son distintas; de no apostar por ello “la pesadilla que aguarda a millones de personas será terrible”(Kennedy, D., 2020), como acertadamente se conjetura en distintos ámbitos intelectuales, políticos y aún cotidianos.
5. LA CRISIS Y UNA TENTATIVA DE SOLUCIÓN
La crisis actual global, como toda crisis a cualquier escala, requiere priorizar esfuerzos y cuestionar el orden de desenvolvimiento usual de los grandes sistemas humanos en base a lo que de ellos es imprescindible para continuar con dichos esfuerzos. Todo sistema humano se crea para garantizar el bienestar y subsistencia del hombre respondiendo a dicha problemática en distintos ámbitos por medio de sus diferentes actores y mecanismos de acción. Posee, además, y ello es relevante para garantizar su rumbo de acción y su subsistencia como herramienta útil, una lógica teórica que está a la base de toda actividad humana primaria, que debe priorizarse ante un periodo de crisis que requiera cambios necesarios en su desenvolvimiento. Más aún en nuestra situación porque si, contrariamente a lo que la teoría filosófica y científica exige, se continúa a nivel económico intentando contraponer la inyección del capital ante la producción de bienes y/o servicios, y a nivel político demostrar la primacía del poder de una nación o bloque de naciones sobre otra ante las garantías de bienestar y subsistencia comunitaria... se sigue promoviendo y salvaguardando la misma lógica que, en un primer momento de la crisis nos llevó al colapso que ahora padecemos a nivel global en dichos sistemas.
5.1. Desde una teleología disciplinaria hacia una axiología interestructural.
Los esfuerzos internacionales articulados conjuntamente responderán al principal problema que ahora nos aqueja a nivel sanitario (pérdida de vidas) garantizando que a dicha crisis no se aúnen otras generadas por la incapacidad ética de que los supuestos por los cuales los sistemas políticos y económicos suelen funcionar no sean dejados de lado, luego de demostrarse su viabilidad ante el cuestionamiento teleológico en dichos sistemas en donde tiene lugar como elemento reemplazable, en medio de su insostenibilidad y potencial de agravar dicha crisis a otros niveles además del primariamente afectado. Dichas modificaciones en aspectos económicos y sociales, responsablemente asumidas o debatidas por los líderes en sus respectivos ámbitos, nos ayudarán a solucionar el problema que más urgentemente nos aqueja: la crisis sanitaria generada por la COVID-19, porque las medidas de contención y solución necesarias para erradicar la pandemia no implicarán el sacrificio de bienestar a otros niveles. Desde una teleología disciplinaria de cada elemento constitutivo de un sistema, económico y político, hacia una axiología interestructural entre ellos y todos los sistemas que demanden repartir esfuerzos estratégicos a nivel global; las teorías económicas, políticas y filosóficas contribuirán a generar estrategias de cuestionamiento, debate, cambios y finalmente acciones concretas a nivel de políticas internacionales y nuevas estrategias mercantiles.
Mientras las personas que heroicamente luchan porque la producción de bienes y servicios no se detenga sean encausadas, legítima y concienzudamente, por quienes luchen porque el orden y bienestar a nivel social no se dejen de garantizar, los encargados de encontrar una cura se mantendrán continuamente actuando en cooperatividad por la obligatoriedad que se imponga a nivel internacional de encontrar una solución, buscando continuamente nuevas bases teóricas en la teleología misma de cada sistema. Admitir que “el actual sistema de comunicación académica no satisface las necesidades de la ciencia y la sociedad” (Larivière, V., Shu, F., y Sugimoto, C., 2020) refleja la importancia de que tal examen nos lleve a primar axiológicamente los ámbitos de quehacer humano que exigen dicha atención.
Las consecuencias de sacrificar los esfuerzos en los ámbitos políticos y económicos, en su sentido primario como herramientas humanas esenciales para subsistir en pro de la primacía de supuestos inesenciales (por ello mismo, razonablemente cuestionables) tales como el capital económico y el poder político, continuarán como hasta ahora, agravando el problema inmediatamente generado por la pandemia al sumarle a ello la baja en la calidad de bienestar social o hasta la pérdida de vidas humanas. Es necesario prestar atención a la alternativa de solución planteada para comenzar a establecer un diálogo internacional que involucre la mayor cantidad de actores que cuentan con poder político y económico avalando mediante ellos exitosamente la cooperatividad y consenso internacional necesarios para afrontar una pandemia que, a la fecha, está costando casi 200 mil vidas.
El desempleo masivo, los altos costos de acceso a los servicios de salud, el cierre de las empresas, crisis diplomáticas y los problemas que se han generado en todo el globo, desde China hasta Estados Unidos, no se deben ignorar o propiciar ante una problemática fácticamente mucho más importante cuando se comprende a nivel axiológico la necesidad de solucionar lo segundo ante la irreversibilidad de sus consecuencias: la pérdida de vidas humanas, que ante la COVID-19 es abrumadora. La capacidad ética enfrenta en medio de esta crisis una disyuntiva que, originariamente, no contrapone sino el interés al instinto de supervivencia (si en todo caso hablar de la bondad suena utópico). Se ha demostrado sagacidad y valor en la mayoría de sistemas políticos y económicos globales, por ejemplo, al dotar de cantidades monetarias a las que se consideran más afectados ante su crisis y al desplegar esfuerzos por dotar a los actores de orden de ciertas garantías; sin embargo, todavía hace falta una rápida y certera respuesta para dejar de contraponer problemas solucionables ante problemas con consecuencias, a largo plazo irreversibles. Hay ámbitos que no se pueden, en la situación de crisis por coronavirus que enfrentamos ahora, conciliar con los usuales supuestos de valor: el capital económico y poder político se muestran ahora en su verdadera dimensión, como irrelevantes para con los fines mismos de los sistemas que los establecieron. La producción y repartición de alimentos y servicios básicos, las garantías de seguridad para el personal encargado de la atención de los enfermos, la lucha por encontrar una cura a la COVID-19, la atención hospitalaria oportuna, el acceso a la información y demás problemas derivados de la presente situación de crisis SANITARIA... no se pueden continuar intercambiando por dinero y/o contraponiendo a intereses de poder, no se pueden continuar equiparando a una problemática, por el momento, irresoluble y que requiere todos los esfuerzos humanamente posibles para superarse.
“La coalición facilitará una estrategia coordinada para que todos los datos de todas las regiones puedan ser colectados de manera similar, agrupados y compartidos en tiempo real. Esto ayudará a los países y a la OMS a tomar decisiones de manera rápida y basadas en evidencia. Además, los miembros de la coalición exigen un compromiso para garantizar el acceso a nuevos tratamientos, de modo que sean accesibles y asequibles lo antes posible en países de bajos recursos” (ISGlobal, 2020).
Tal ejemplo iniciativas alternativas de actuar basadas en cooperativismo y consenso que buscan minimizar los impactos de la crisis sanitaria denota que tal implementación requiere la interconexión más de un sistema humano; en este caso, la lucha por hacer accesible universalmente el tratamiento de la COVID-19 requiere apoyos por parte de los actores económicos y políticos obligados a responder ante dicha alternativa, al parecer, viable. Dicha idea, siquiera, merece ser cuestionada a nivel teórico en todos los ámbitos teóricos. Estamos aún a tiempo de intentar encausar las problemáticas que hemos identificado, debemos recurrir a las bases teóricas mismas de los principales sistemas de subsistencia humanas y realizar una difícil pero necesaria tarea para centrarnos en luchar de manera conjunta para encontrar una salida definitiva a la crisis sanitaria que ahora nos aqueja, en medio del escenario económico y político más global e interconectado que nunca antes en la historia humana.
Bibliografía:
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- Cárdenas, A. (1 abril, 2020). Históricamente siempre hemos triunfado en la adversidad.
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- Ferrater, J. Diccionario de Filosofía. (1975). Buenos Aires: Sudamericana.
- Hustvedt, S. (3 de abril, 2020). Vivo con miedo, imagino el futuro. El PAIS. Recuperado el 28 de abril de 2020 de https://elpais.com/cultura/2020/04/03/babelia/1585933284_651296.html?ssm=FB_CC#comentarios
- Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). (3 de abril, 2020). Más de 70 instituciones lanzan una coalición internacional para responder a la COVID-19 en los países con los recursos más limitados. Recuperado el 28 de abril de 2020 de https://www.isglobal.org/es/-/mas-de-70-instituciones-lanzan-una-coalicion-internacional-para-responder-a-la-covid-19-en-los-paises-con-los-recursos-mas-limitados.
- Kennedy, D. (02 de abril de 2020) ¿Se derrumbará el capitalismo como un castillo de naipes? El PAIS. Recuperado el 28 de abril de 2020.
- Larivière, V., Shu, F., y Sugimoto, C. (12 de marzo, 2020 [Publicado originalmente en el LSE Impact Blog en marzo/2020]). El brote de coronavirus (COVID-19) resalta serias deficiencias en la comunicación científica. SciELO en Perspectiva. Recuperado el 28 de abril de 2020 de https://blog.scielo.org/es/2020/03/12/el-brote-de-coronavirus-covid-19-resalta-serias-deficiencias-en-la-comunicacion-cientifica/#.XqYAYGhKjIU.
- Organización Mundial de la Salud (OMS). (2019). Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Recuperado el 26 de abril del 2020 de https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses.
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- Sabino, C. (1991). Diccionario de economía y finanzas. Caracas: Panapo.
- Svampa, M. (abril de 2020). Reflexiones para un mundo post-coronavirus. Nueva sociedad. Recuperado el 28 de abril de 2020 de https://www.nuso.org/articulo/reflexiones-para-un-mundo-post-coronavirus/.
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