Lic. en filosofía por la UAM Iztapalapa y Diplomado en filosofía para niños por Etinkers. Tallerista: filosofía visual para niños: Faro de Oriente, Secretaría de Cultura de la CIudad de México
Correo-e: violetabautista@gmail.com
Resumen: La filosofía para niños es un programa que está en vigencia desde el año 1969, cuando Matthew Lipman observó que los niños de primaria y prescolar, eran capaces de formular razonamientos lógicos y de ordenar sus ideas con mayor claridad que los estudiantes universitarios. Y aunque cada vez son más los países que se interesan en brindar la herramienta pedagógica de la filosofía a los niños desde los tres años de edad, su integración a la educación formal no se ha logrado en la mayoría de países latinoamericanos, pues las instituciones que llevan este programa son privadas, lo que genera una desigualdad académica para los niños de escuelas públicas y la rigurosidad académica y continuidad con la que debe llevarse este método, pierden fuerza al adscribirse a un programa social, artístico o cultural, que se imparte de forma irregular. En este artículo, se expondrá la necesidad de llevar a la filosofía para niños a la educación formal.
Palabras clave: Filosofía para niños, Comunidad de diálogo, Educación formal, Preguntas, Cuestionamiento del mundo, Rol del filósofo
Abstract: Philosophy for children is a program that has been in effect since 1969, due to the fact that Matthew Lipman observed that preeschool and elementary children were able to formulate logical thinking and order their ideas even more clearly than undergraduates; however, even when an increasing number of countries are interested in providing children with philosophy as pedagogical tool by the age of three, its integration to formal education has not been achieved in most of Latin American countries, being that most of the institutions that carry out this program are private, which generates academic inequality for children from public schools and academic thoroughness as well as continuity with which this method must be carried out loose strenght when joining a social, artistic or cultural program, that is given in an irregular way. In this article, it will be exposed the need of taking the phylosophy for children to the formal education.
Keywords: Philosophy for children, Dialogue community, Formal education, Questions, Questioning of the world, Role of the philosopher
El rol del filósofo y el reto de hacer filosofía con niños
Hacer filosofía en México representa un gran reto profesional e institucional, uno de los factores que he observado influye en esta problemática, y es que aún se continúa llevando a la discusión por dos caminos clave: por un lado están aquellos profesionistas que optan por reconstruir la historia de las ideas de filósofos latinoamericanos u orientales y por el otro están los que se dedican a hacer una historia de las ideas eurocéntrica del mundo; en este sentido la filosofía es una actividad que se concibe únicamente para el filósofo o el académico de escuela, en donde surgen debates (muy loables) que buscan reconstruir el sentido de un argumento, o esclarecer el pensamiento de algún filósofo, convirtiéndonos en lectores, en ocasiones muy buenos de filosofía, o en comentaristas muy especializados de alguna corriente o disciplina filosófica, pero no en verdaderos productores de ideas, elemental para Sócrates, quien apuntaba que ese debía ser el oficio del filósofo.
“¿Qué nos pasa a los filósofos mexicanos que no podemos anclar la recepción, la recreación y la creación del propio discurso filosófico en las notas y la partitura de nuestra peculiar melodía, justo de nuestra experiencia vivida? Es que es imposible difundir de manera cabal la filosofía si no se hace filosofía” (Ezcurdia, p. 98).
La necesidad de encajar en la norma institucional del quehacer filosófico, ha hecho que dejemos de lado la inquietud natural del ser humano por entender e interpretar el mundo que lo rodea. La filosofía es percibida en la academia como una actividad rigurosa, estrictamente intelectual, en donde sólo los filósofos más disciplinados, lograrán comprender textos abstractos que mientras para la academia son cruciales, la sociedad rara vez percibe su relación con la realidad que vive en su día a día, más bien tienen un recelo y menosprecio de dicha actividad, concibiéndola en muchas ocasiones como una “locura” que rompe con el sentido común, y que es innecesaria para la solución de problemas “reales”. Este menosprecio de la filosofía ha hecho que se cuestione la necesidad de su impartición en la currícula de filosofía en educación media superior, pensando incluso en que se puede remplazar por alguna clase de “orientación vocacional” o “proyecto de vida”.
Los que nos hemos dedicado a dar clases formales de filosofía con estudiantes de preparatoria, comúnmente nos enfrentamos a preguntas como: ¿Esto para qué me va a servir? ¿Es cierto que los filósofos están todos locos? O con afirmaciones que menosprecian esta labor. Tales aseveraciones son el resultado de reproducciones hechas por sus padres o por su círculo familiar, en donde se percibe a la filosofía como inservible y por tanto los que nos dedicamos a la filosofía, somos seres extraños, más interesados en los libros que en la realidad.
Ahora bien, si la concepción de la filosofía como una actividad de elite académica, se mantiene constante, el problema se agudiza cuando se trata de incluir a los niños en esta actividad, esos seres vistos desde la clasificación aristotélica de ciudadanos en potencia, ¿Qué pueden aportar a esta labor de dioses intelectuales? Por otro lado, si la sociedad considera inútil la impartición de dicha asignatura en adolescentes, de inmediato existe una desconfianza mayor, cuando se trata de llevar esta práctica a los niños. En los talleres que he impartido, es muy común que los padres y maestros me cuestionen cuál es el objetivo de la sesión, incluso sobre las conclusiones a las que llegarán sus hijos, o cuáles serán los aprendizajes alcanzados.
La filosofía para niños, tiene un doble reto; en primer lugar debe romper con la idea equivocada, de que esta actividad no aporta nada a la sociedad, por el contrario, quienes hacemos filosofía con niños, observamos cómo se va construyendo un tejido social, que es fundamental para toda cooperación. En segundo lugar, hay que dejar de desconfiar del papel de los niños en esta actividad y asumir que ellos aportan a la práctica filosófica, cosas esenciales, desde el momento en que están inmersos en este mundo, y con su asombro natural, son ellos quienes se cuestionan y razonan todo el tiempo desde el lugar en el que viven.
Para afrontar estos retos, en primer lugar, debemos dejar de pensar en la filosofía como un espacio propio de la academia y en el caso de los niños y de los jóvenes, aprovechar los espacios del aula para comenzar con reflexiones profundas partiendo de un contexto actual. Aunado a esto buscamos trabajar en comunidades de diálogo con niños, para que sean ellos quienes desde su experiencia compartan su visión del mundo. Hacer filosofía con niños es apostar porque sean ellos quienes narren el mundo, evitando los monólogos o soliloquios a los que hemos reducido esta actividad, y así retornarla a sus orígenes desde la mayéutica, en donde los niños, son los protagonistas, testigos y actores del mundo del que ya son parte; es escuchar lo que tienen que decir, y tener la capacidad de tomarnos en serio la forma en la que conciben el mundo.
Filosofía con niños en la periferia de la Ciudad de México
Al enfrentarme a la práctica de hacer filosofía con niños en las periferias de la Ciudad de México, me encontré con la sorpresa de que existen seminarios y cursos encargados de enseñar a los docentes o padres de familia, a hacer filosofía con niños, sin embargo, existen pocos lugares que de forma pública y gratuita impartan estos talleres para niños de comunidades prioritarias; la mayoría de los colegios que llevan el programa de filosofía con niños, son privados y como no forma parte de la currícula oficial de la educación básica en todo México, más que en algunos estados, cuando los docentes imparten una sesión de filosofía para niños, lo hacen mediante una currícula oculta; por lo que las habilidades para desarrollar un pensamiento de alto nivel como se propone este programa, dejan de lado a los niños de las comunidades más vulnerables.
Existen diversos programas culturales que se presentan de forma gratuita en la Ciudad de México, la oferta cultural por lo general se centra en la promoción de la lectura y estos promotores culturales, en ocasiones abordan la lectura crítica, pero la filosofía con niños aún no tiene tanta oferta, debido a que la demanda tampoco es tan grande. Los programas culturales obedecen a las necesidades que las comunidades demandan y únicamente un 15% está dedicado a hacer filosofía con niños de forma gratuita y en comunidades altamente marginadas y vulnerables, por lo que nuestra labor principal es difundir los talleres y mostrarle a los niños y a los padres, que en ocasiones son los más reticentes, qué se hace en las sesiones de filosofía con niños.
Los talleres en espacios comunitarios, surgen de las necesidades propias de los niños, no son ellos quienes se adaptan a la planeación, sino que el facilitador, debe buscar partir de su realidad, para alcanzar un pensamiento de alto nivel. Las sesiones de diálogo que he tenido con los niños de la periferia, me han dejado asombrada, en primer lugar, porque a esa edad se carece de la configuración del mundo pre-establecida por los adultos y las problemáticas que abordamos, son presentadas con absoluta seriedad, por otro lado, las lecturas que hacemos, los conducen a contextos que son únicos y con la práctica, van planteándose preguntas propias del mundo, aunado a que se favorece la tolerancia, la empatía y la idea de crecer todos juntos.
No es lo mismo hacer filosofía con niños en un colegio privado en la zona centro del país, que hacerla con los de la sierra, o del norte, a hacerla con niños que vienen en la periferia de la Ciudad, ya que el contexto en el que están inmersos es cada uno muy distinto y supone sus propias complejidades, los facilitadores de filosofía con niños, debemos ser muy conscientes de las diferencias y abordar sesiones, en las que partamos de su realidad, para que ellos comiencen a cuestionarla, desde las tres aristas del pensamiento: lógica, afectivo y ético.
Los pequeños con los que llevo mi práctica de tallerista, viven en colonias marcadas como prioritarias en la Ciudad de México, por problemáticas ambientales, de educación, violencia, delincuencia, narcomenudeo, feminicidios, embarazos adolescentes, deserción escolar, entre otras circunstancias. El trabajo continuo como promotora comunitaria de filosofía para niños, es entrar en su realidad, discutir problemáticas desde su contexto y comenzar a ver cómo piensan el mundo, posteriormente en las sesiones de diálogo, debemos educarnos para escuchar al otro, para cuestionar las ideas, pero no a la persona y, sobre todo, ponernos en el lugar del otro, analizando lo que nos hace iguales aún en la diferencia.
Los niños que viven en las zonas marginadas tienen urgencias distintas a las de los del campo, su forma de entender el amor, la familia, la vida y la muerte, distan por las experiencias de vida que van acumulando. Los talleristas que buscamos generar comunidades de indagación, debemos estar dispuestos a escuchar esa realidad, evitar frenarla o invisibilizar sus problemáticas, así pues, no se trata de una clase de valores, en la que nosotros como adultos, orientemos hacía el bien, lo que tratamos es de buscar estímulos que hagan que los niños se cuestionen así mismos y a los otros, sobre ideas que ya se dan por supuesto.
“El programa FpN creado por Lipman parte de la idea que los niños son capaces de implicarse en un diálogo filosófico, pidiendo y dando razones sobre temas que les afectan y les interesa discutir, los reconoce, en tanto sujetos filosóficos” (Madrigal p. 20).
La problemática con la que me enfrento comúnmente en la periferia de la Ciudad, es que los niños que se acercan a los talleres, lo hacen por mero accidente, porque ese día debían ir a una jornada de salud, o esperar a sus padres mientras están en la fila del banco; cuando me acerco y les preguntó si quieren escuchar una historia, o ver una imagen, la respuesta que tengo es muy gratificante, ya que la mayoría, comienzan a generar indagaciones de forma natural y a participar a cerca de sus experiencias en el mundo, experiencias que los demás integrantes ven como suyas y se reconocen en ellas, porque también las han vivido. La gran desventaja sin embargo, es que estos participantes no son permanentes y en ocasiones aunque ellos quieran regresar a las comunidades de diálogo, sus padres ya no los llevan, por razones multifactoriales: apatía, falta de tiempo, desconfianza, incomodidad, etc. Con todo lo anterior quiero decir que los niños, son quienes de forma natural tienen la inquietud filosófica que los adultos hemos ido perdiendo, o que hemos ido rebuscando cuando tratamos de cumplir con los estándares de la academia, llevándonos a hacer una reconstrucción de las ideas, pero no a la configuración de un pensamiento propio, que además busque resolver problemáticas del mundo en el que estamos inmersos.
“Filosofando con niños, al abordar los problemas inmediatos de la niñez en nuestro país, les permite a los pequeños, al menos esa es nuestra intención, reflexionar justo sobre la realidad cotidiana… planteamos problemáticas propias de las ciudades y el campo, nos preguntamos sobre las problemáticas del campo y de la escuela” (Lara, p. 28).
Hacer filosofía con niños evita que seamos únicamente repetidores de ideas, al mismo tiempo que logramos democratizar esta práctica, llevándola a las comunidades de diálogo, en donde todas las voces cuentan. Es por ello que enseñarla de forma pública y gratuita como parte de los programas de estudio en la educación básica, es una necesidad, pues de quedar orientada a un programa social o cultural, no tendrá la difusión debida, en parte por el prejuicio que existe sobre la inutilidad de la filosofía y posteriormente por la desconfianza de hacer filosofía con niños.
¿La Filosofía con niños puede integrase a la educación formal?
Como ya lo he mencionando anteriormente el alcance que tiene la filosofía con niños al menos en México, aún es muy limitado y está concentrado principalmente en las zonas centro de los estados principalmente en colegios privados, lo cual genera una enorme desigualdad con respecto a niños que tienen difícil acceso a la cultura, a la educación y al arte, por esta razón es de vital importancia que la actividad filosófica con niños sea de carácter obligatorio en la educación prescolar y básica, ya que si se queda en un simple programa social, o una extra clase, se está privando a los niños de formar un pensamiento crítico necesario para la toma de decisiones, y al mismo tiempo se sigue fomentando la idea de que la filosofía es una cuestión de elite intelectual, a la que deben tener accesos sólo los mejores.
En México el observatorio filosófico en el año 2020 exigió a la SEP (Secretaría de Educación Pública) la incorporación obligatoria de la filosofía para niños en México en el nivel básico, la UNESCO incluso la nombró patrimonio cultural de la humanidad y un derecho de los niños, así mismo en diversos países que llevan el programa se ha observado que los niños son personas que toman mejores decisiones, elaboran raciocinios coherentes y son más empáticos con el mundo y con su entorno. Sin embargo, las personas adultas que nos hemos formado como facilitadores de filosofía para niños, lo hacemos con el compromiso de llevar este método con una rigurosidad académica, pero tenemos un margen de acción muy limitado, siendo la educación privada la principal opción y en algunos casos, nos adscribimos a programas y asociaciones sociales, que llevan este programa, pero en la mayoría de los casos no se les da la continuación necesaria para la formación de dichas habilidades.
“Se trata, por tanto, de una transformación profunda de la educación a través de la filosofía, y ésta no puede ser tarea de unos cuantos interesados y la formación de maestros no puede depender de una oferta privada o de tipo asociativo, se requiere “sacudir” a nuestras instituciones educativas desde prescolar hasta la universidad, para que puedan ampliar sus miras” (Madrigal p. 27).
Cabe aclarar que el programa de filosofía con niños, no debe ser entendido como una materia tradicional, en la que los maestros le darán a los niños las claves de una buena conducta o una conclusión sobre lo que se considera bueno o malo; mucho menos como una forma de adoctrinamiento, los niños que ingresan a este programa, no aprenden las ideas de los filósofos, ni trabajan para cubrir o lograr un objetivo fijo. Algo que desconcierta en ocasiones a los docentes, es que al culminar una sesión de diálogo, no se genere una conclusión del “tema” visto, y no es que se carezca de un método, más bien se parte de la concepción de que las ideas están en continua trasformación y de que no se debe coartar el pensamiento de los niños con una especie de conclusión, que suponga que ya no hay más qué decir sobre una problemática tal como: el amor o los celos.
Al decir que la filosofía con niños no parte de una educación tradicional, tampoco se debe pensar que ésta carecerá de rigurosidad en la indagación y la actitud filosófica, sino que no se busca un método tradicional, en donde los niños reciban toda la sabiduría del maestro. Introducir filosofía con niños en la escuela formal, supondrá la continuidad de las comunidades de diálogo, para que los niños comiencen a generar habilidades de un pensamiento de alto nivel, ya que si se toma como una simple optativa, los niños, no lograrán educar su pensamiento ni generar el hábito de la indagación, los infantes que llevan el programa de filosofía para niños en forma continua, comienzan a formular sus propias preguntas, y si bien al inicio de las sesiones, éstas son más textuales o retóricas, a medida que van ejercitando y poniendo en duda las ideas, van construyendo cada día preguntas filosóficas; pasa lo mismo con la evocación de sus ideas, en un inicio las aportaciones pueden ser más anécdotas que ejemplos, prejuicios que fundamentaciones, pero con el paso del tiempo, los niños se vuelven maestros en identificar cuándo una idea no es clara, o incluso se muestran abiertos a modificar su pensamiento mediante la escucha activa de los demás.
El programa de filosofía con niños además de ser continuo en la educación prescolar y básica, también debe plantearse con un objetivo preciso y clarificado, si los docentes que conducen las comunidades de indagación, no tienen clara la finalidad por la que se pretende discutir un texto o una problemática, se corre el riesgo de perder la rigurosidad en la sesión, volviendo a la clase en un diálogo que no es filosófico, y si el niño no percibe una continuidad en las sesiones, hay riesgo de que unas veces lo tomé con seriedad y otras como una clase de relleno.
Para que el programa de filosofía con niños tenga éxito en la educación formal, se debe entender la necesidad de reducir el número de participantes en las sesiones de diálogo, ya que se pretende hacer una democratización de las lecturas y de las ideas, en donde todas las voces cuentan y en los grupos mayores a 20, se corre el riesgo de que algunos participantes, ya sea por pena, distracción o miedo, no externen sus ideas.
Otra característica necesaria en la educación formal es que el facilitador, se salga del centro de la discusión, los niños deben tomarlo como parte de la comunidad, alguien que va conduciendo la reflexión, pero bajo ninguna circunstancia como el juez o la figura de autoridad que tendrá la ultima palabra de lo que se debe pensar.
Una peculiaridad fundamental para que la filosofía con niños pueda ser llevada a la educación pública de forma oficial, es que se debe deconstruir el concepto que se tiene de los niños, desde la visión aristotélica, como ciudadanos en potencia y entenderlos ya en acto, así mismo la educación básica, parte de la pedagogía de Piaget en la que se sustenta que los niños aún no pueden elaborar raciocinios lógicos, y que la edad en la que pueden tomar decisiones consientes, es hasta los 16 años de edad, sobre este tema, podríamos poner como contra ejemplo, a las investigaciones que hizo Matthew Lipman con niños de primaria, en donde observó que eran capaces de formular razonamientos lógicos, tales como la reducción al absurdo o la no contradicción.
“El curriculum vigente en la educación básica, está organizado y gradado de acuerdo con la teoría del desarrollo de Jean Piaget, que considera que antes de los once o doce años, la mayoría de los niños no son capaces de pensar filosóficamente, pues se hayan en una etapa de “error epistemológico”… Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que los niños, nacen sabiendo mucho acerca del mundo y de la gente” (Madrigal p. 19).
Por último y de suma importancia es considerar el tiempo que debe durar una sesión de filosofía con niños, es clave para que ellos centren su atención en la sesión, sepan qué esperar (en el sentido del desarrollo de la sesión) el factor tiempo, se debe considerar de acuerdo con la edad de los niños, ya que sus periodos de atención son más cortos y varían dependiendo de las edades, en prescolar una sesión puede durar una hora, en primaria una hora y media, mientras que en secundaria y preparatoria las sesiones pueden extenderse hasta dos horas.
¿Qué formación debe tener el facilitador de filosofía con niños?
Como lo he expresado anteriormente existen diversos centros y asociaciones encargadas de profesionalizar y preparar a los docentes en la enseñanza de la filosofía con niños, sin embargo, estas instituciones, se enfocan únicamente en las personas que de forma voluntaria y por convicción, desean acercar a sus alumnos a la filosofía con niños, pero no existe una profesionalización para los docentes en esta área de la educación formal básica.
Las instituciones públicas deben ofrecer cursos de actualización docente, en dónde los educadores, pedagogos y filósofos, adquieran las técnicas adecuadas para acercar a sus estudiantes a la indagación filosófica; es importante precisar que esta actualización debe seguir un método riguroso, ya que de no hacerlo así, se caerá en el error de banalizar el proyecto FpN, aunado a que las habilidades del pensamiento, no se lograrán si el propio docente carece de las herramientas para conducir a los niños a una indagación de corte filosófico, es por ello que los docentes mismos, son los primeros que deben tomar seminarios o cursos que los enseñen a llevar a las comunidades al diálogo, deben aprender a distinguir falacias, sesgos cognitivos y prejuicios propios y de los niños para evitar que se entrometan en la indagación filosófica, posteriormente el niño se irá ejercitando hasta ser él quien los distinga.
“Lipman consideraba necesario formar a los profesores mediante los mismo principios y procedimientos didácticos, bajo los cuales se espera que intervengan en las aulas, es decir, brindarles oportunidades para implicarse ellos mismos en un dialogo filosófico” (Madrigal p. 15).
Es necesario que los docentes que se encuentran frente a un grupo en la educación prescolar y primaria, además de la formación que tienen, se familiaricen con los programas y manuales de filosofía con niños, ya que de lo contrario se puede confundir la intención de las sesiones de diálogo con clases de valores, o de reforzamiento de autoestima; si bien la filosofía con niños ayuda a la construcción de la identidad, no se trata de una simple plática, sino que se tiene un objetivo fundamentado: formar un pensamiento de alto nivel.
Los facilitadores del programa de filosofía con niños, son parte de las comunidades de indagación, reconocen que el aprendizaje se debe dar de forma horizontal. Una vez que eres miembro de ella, te asumes como uno más que está aprendiendo a pensar, que puede cometer errores, y que incluso es solidario con los otros, así mismo, su papel esencial es formar un ambiente de respeto y de confianza, en donde cada uno de los participantes, puede expresar sus ideas, las cuales serán cuestionadas con el propósitos de clasificarlas o de reformularlas, pero nunca para desacreditar las aportaciones de los niños. Posteriormente es de suma importancia que los mediadores del programa de filosofía con niños, busquen no sólo llevar los materiales sugeridos por Lipman, o Wonder Ponder, sino buscar textos o herramientas, así como recursos propios que lleven a los niños a cuestionar la realidad, a formular cada vez más y mejores preguntas sobre el mundo.
Los docentes que llevan el programa de filosofía con niños, deben buscar integrar todos los saberes de la comunidad de diálogo, así como fomentar la tolerancia, la empatía y el respeto de cada uno de los participantes; es importante aclarar que su función no es simplemente la de un proveedor de turnos para hablar, sino que debe estar pendiente en cada una de las aportaciones, y cuando se requiera precisar o hacer notar que se está incurriendo en un error o un sesgo cognitivo, posea una asertividad para hacer que el niño se cuestione, sin atentar contra su seguridad y confianza; por esta misma razón tampoco puede afirmar, negar o hacer gestos cuando los niños hagan sus aportaciones, ya que éstos lo pueden tomar como una competencia, para ver quién agrada más al maestro. Ahora bien, los miembros de la comunidad de indagación, debemos dejar colgadas en la puerta, las anteojeras del mundo con las que estamos formados, ya que ellas obedecen a vivencias personales y en ocasiones sólo trasmiten ideas fundamentadas en creencias y prejuicios, es decir, el docente mismo debe estar abierto a la construcción de un pensamiento crítico y aceptar que hay ideas que poseemos, que son contradictorias, inacabadas o incluso insostenibles y que por lo tanto se deben abandonar.
¿Existe un método para abordar filosofía con niños?
El currículo de novelas presentadas por Lipman y Sharp, conocido también como filosofía 3-18, es hasta ahora el único elaborado para acercar a los niños a la indagación filosófica, sin embargo, hoy en día existen variantes del método, buscando como detonadores de la reflexión filosófica no sólo textos, también imágenes, preguntas o juegos, no obstante, todos ellos comparten la misma característica: hacer que los niños se cuestionen a partir de algo que los maraville, los asombre o los desconcierte.
La metodología para hacer filosofía con niños debe partir de un estímulo que detone la reflexión, que sea el motor para que el niño se pregunte sobre algo que lo desconcierte, la creación de preguntas propias en los niños, es parte vital del trabajo filosófico, ya que, desde temprana edad, se van dando cuenta de que ellos son los autores de su propio pensamiento. La forma de estimular la reflexión puede ser variada para evitar que el niño caiga en la monotonía, pero dependiendo del estímulo elegido, las formas en las que el niño responde pueden ser más o menos efectivas, dependiendo de las comunidades de indagación.
Existen estímulos que funcionan mejor dependiendo de las comunidades de indagación y que podría adaptarse a todas las edades, es importante que los docentes probemos diferentes alicientes para evitar caer en la monotonía; los estímulos más comunes para hacer filosofía con niños son: preguntas, libros o imágenes, cada uno de ellos, logrará una reflexión diferente, en ocasiones más o menos potentes.
Revisemos un ejemplo en los talleres que he dado en grupos de niños de 9 a 10 años, abordando el tema de la identidad, planteando una serie de cuestionamientos ¿Quién eres? ¿Cómo sabes que eres tú? ¿Eres el mismo tú que se fue a dormir ayer? Veamos algunas respuestas de la comunidad de diálogo realizadas en La Faro de Oriente, alcaldía Iztapalapa:
-“Soy Esteban, puedes llamarme Esteban simplemente o también Esteban Juárez Enriquez”.
- “Yo soy Luna, soy niña y voy en quinto de primaria, en la Agrícola Oriental”.
Otros más optaron por nombrar rasgos o características de su familia así hasta llegar a una descripción detallada de su personalidad. También se recurre al tema de la conciencia:
- “Sé quién soy porque me lo dice mi cabeza”.
- “Soy el mismo que todos los días, porque al dormir tranquilamente te despiertas otra vez en tu cuerpo”.
“En los talleres de filosofía con niños no se enseña ni, mucho menos, se evalúa. Pero, ¿qué se hace entonces? Se pregunta. Así de simple y así de difícil, porque la pregunta toma rumbos inesperados yendo de lo inmediato y, al parecer, obvio, a lo que la vida cotidiana, sometida a la lógica de la utilidad, se esfuerza por mostrar como oscuro, abstracto o lejano. La pregunta se comparte y se replica en el diálogo, y aunque sus ecos no se dejen escuchar con claridad, suele cobrar tal densidad que hasta las manos más tímidas se levantan para intentar dar cuenta de ella. Cada intervención de los niños la actualiza y la dota de nuevos sentidos, reconfigurando el diálogo y redirigiéndolo hacia destinos imprevistos” (Vázquez, p. 6)
Con niños de tercero de primaria, opté por revisar la novela: Hospital de muñecas de Mathew Lipman y Ann Sharp, en esta comunidad de diálogo, se comenzó con la pregunta ¿Es Frida la misma muñeca si le cambiaron la cabeza? Había niños que decían que seguía siendo el mismo material, pero no la misma conciencia.
- Bueno sigue siendo plástico, pero ya no es la misma.
- No sería la misma porque le pueden poner una cabeza más chica u otro tipo de ojos.
- Ya no es la misma, porque se le olvidaron todas las cosas que Sian le decía.
- Y ¿qué cosas nos tendrían que pasar para dejar de ser nosotros?
- Si nos cambian la cabeza nos morimos, y dejamos de ser nosotros.
- Cuando te enfermas pierdes tus recuerdos, como mi abuelita que ya no sabe ni su nombre.
- Bueno, nuestro cuerpo puede ser el mismo, pero nuestra mente ya no funciona.
En los grupos de sexto de primaria decidí trabajar el mismo tema de la identidad con una tarjeta de Wonder Ponder, conocida como “el señor Iglesias”, al contemplarla los niños describieron a un joven que, mediante una serie de operaciones, estaba cambiando su cuerpo, las preguntas resultantes fueron fascinantes:
- Si te cambias el color de los ojos, quizá te veas más fea y ya no te guste quién eres.
- Sigues siendo tú, porque sólo cambio tu apariencia.
- Creo que también depende de cuántos cambios hagas, porque si te cambias todo el cuerpo como el señor Iglesias, ya no puedes ser el mismo.
- Pero si no cambiaste nada en tu cerebro, sigues siendo tú, porque aún tienes tus recuerdos.
Una vez identificado el estimulo con el que vamos a trabajar, los docentes también debemos documentarnos con las ideas, contradicciones y errores más comunes sobre este tema; posteriormente se debe enseñar a los niños y jóvenes a plantearse sus propias preguntas, a partir de una cuestión esbozada, formamos una comunidad de diálogo, en donde las niñas y los niños, expresan sus ideas y se reconocen en los otros. Es un espacio libre de soberbia y manipulación, ahí todos nos preocupamos por crecer y por pensar cada vez mejor.
“En filosofía para niños, nos vemos las caras, nos preocupamos por el otro, por las cosas que tiene que decirnos, y comprendemos que la persona es intocable, trabajamos con las ideas, las cuales se pueden renovar o cuestionar, y somos solidarios, ya que nos interesa crecer juntos” (Outón, diplomado de filosofía para niños Tinkers, 2017).
En palabras finales podemos decir que la filosofía con niños está presente ya en diversas partes de mundo, que el objetivo de los que trabajamos con esta disciplina es llevarla a las instituciones públicas, para trabajar con la mayor rigurosidad posible, aportando para que los niños que se formen en esta disciplina, sean más críticos, y conscientes del mundo que los rodea y finalmente pueda generarse en ellos una transformación.
Referencias:
Madrigal Romero, María del Socorro; Patricia Díaz Herrera; Eugenio Echeverría et al. Filosofía para niñas y niños en México: un horizonte de diálogo, libertad y paz, Ed. Torres asociados, México, 2020.
Ezcurdia, José. Filosofía para niños. La filosofía frente al espejo, Ed. Ítaca México 2017.
Barrientos Rastrojo, José. “Corrientes actuales europeas del pensamiento y filosofía aplicada”, en Revista de la Asociación de Alumnos de Postgrado de Filosofía, núm. 1, 2008.
Ezcurdia, José, La historia de las preguntas ¿Por qué? Una historia de la filosofía para niños, Torres Aso.
Barrientos Rastrojo, José. Childhood & Philosophy, ISSN-e 1984-5987, Vol. 12, Nº. 25, 2016 (set./dec.), págs. 519-542.
17 ciados / Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), México, 2001.
Juguemos a preguntar. Problemas de filosofía, Universidad de Guanajuato / Fonca, México, 2005.
Filosofando con los niños, La Rana / Fonca, México, 2009.
María Outón de la Garza: https://prezi.com/16eqvivg3l1v/7-habilidades-de-filosofia-para-ninos/ y https://radio-mexicofm.com/que-es-filosofia-para-ninos/
Pablo Peñas Cascales: El Búho. Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es http://www.elbuho.aafi.es/buho11/filosofianinos.pdf. Esta revista recopila las experiencias de talleristas y docentes en la práctica de filosofía con niños.
Juan Carlos Lago Bornstein. (1990) El Programa De Filosofía Para Niños. Madrid https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd7227.pdf En este texto se habla de la creación de la filosofía con niños, y de la importancia de introducirla a temprana edad en las escuelas para hacer que los alumnos tomen mejores decisiones.
Splitter, L. y Sharp, A.; La otra educación: Filosofía para niños y la comunidad de indagación, Bs. Este texto de Ann Sharp explica la importancia de la comunidad de indagación al momento de hacer filosofía, así como el papel del mediador en el aula.
As., Manantial, 1996. UNESCO; La filosofía una escuela de la libertad, México, Milan Grupo impresor, 2011. Aunque este artículo está publicado en México, la trascendencia que tiene es internacional, en él se considera a la filosofía como el verdadero camino para que las niñas y los niños, puedan ser libres.
Filosofar con niños: reflexiones en torno a la práctica / Susana Ivulich ... [et al.]. - 1a ed. - Río Cuarto: UniRío Editora, 2017. Libro digital, PDF - (Académico científica) https://www.unrc.edu.ar/unrc/comunicacion/editorial/repositorio/978-987-688-201-9.pdf
Mi nombre es Thomas White, de Estados Unidos, he sido herpes positivo y es como haber pasado por el infierno; Bueno, un agradecimiento especial a Dios todopoderoso por utilizar al Dr. Twaha, el mejor médico a base de hierbas para curar mi enfermedad del herpes. Me diagnosticaron esta enfermedad en el año 2004. Aunque estaba tomando mis medicamentos, no era yo mismo. Hasta hace unas semanas. Mi amigo vino a mí y me dijo que había visto muchos testimonios sobre cómo el Dr. Twaha curaba a las personas con la enfermedad del herpes. Aunque nunca creo en las hierbas, me dije a mí mismo "ver para creer". Tomé su nombre y lo busqué en GOOGLE, yo mismo vi muchos testimonios. Rápidamente, copié su correo electrónico: drlregbeyen10000@gmail.com Le envié un correo electrónico, me dio un formulario para completar y lo hice, luego me envió un mensaje y me dijo que necesitaba algunos elementos en los que usará para preparar la cura. para mí y me dijo que me va a costar algo de dinero que le envié porque necesito la cura urgente, compró los artículos y preparó una cura para mí, luego me envió el paquete a través del servicio de mensajería. Pagué los servicios de mensajería, recibí mi paquete, era un frasco de ungüento como lo describió el Dr. Twaha. Después de tomar el ungüento que me dijo que hiciera, la prueba del herpes y el resultado salió negativo. Rápidamente le envié un mensaje y le dije lo que pasó, me felicitó. Prometí contarle al mundo sobre él. Puede contactarlo con cualquier problema a través del correo electrónico: (drlregbeyen10000@gmail.com) o contactarlo en whatspp +2349038518881 gracias Dr. Twaha
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