domingo, 30 de agosto de 2020

DE LA FILOSOFÍA EN LA ESCUELA A LA FILOSOFÍA ESCOLAR (1)

Christian J. Jiménez Aponte
Bach. en Historia Europea de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, y Maestro en Historia del Caribe del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, y Profesor de Humanidades, National University College de Puerto Rico, y de Historia, Departamento de Educación de Puerto Rico.
Correo-e: jafet jimenez@yahoo.com


Resumen: En el presente trabajo propongo un balance entre el historial de instrucción de la escuela occidental y sus posibilidades para ayudar a desarrollar el pensamiento reflexivo y los nuevos retos del siglo XXI en la educación. Se trata de analizar la necesidad de la filosofía en la vida cotidiana y la urgencia de transformar la lógica del sistema escolar.
Palabras claves: Filosofía, Educación, Actitud, Escuela, Niños, Práctica.

Abstract: The present essay proposes a balance between the historical instruction in western schools and their possibilities helping to developing the critical thinking in the XXI century and the challenges it brings. I try to analyze the need of philosophy in life and the hurry to transform the logic the scholar system.
Keywords: Philosophy, Education, Attitude, School, Children, Practice.   

El panorama histórico que ha conducido a la institucionalización del conocimiento y a la especialización de habilidades certificadas por un número de expertos, enclaustrados en facultades y respondiendo a la logística del título universitario, ha conducido a concebir la filosofía como un despliegue de saberes (2). A través del siglo XX, con pensadores como John Dewey, Mathew Lipman y Lou Marinoff, entre muchos otros, la filosofía  se empieza a visualizar como una actividad práctica, puntualizando el asombro y la espontaneidad en la organización del conocimiento. Aquella organización del estudio filosófico llevada a cabo desde las aulas universitarias fue mostrándose cada vez más insuficiente ante un mundo atravesado por la lógica del rendimiento, pero encaminado a una revolución en los medios de comunicación y de distribución de la economía. He aquí el contexto que lleva a invocar la necesidad de un una filosofía que propicie las oportunidades para la sorpresa a través del diálogo. Ir destilando acontecimientos desde el asombro por el descubrimiento se convertía en la herramienta para sustituir la creencia por la reflexión. El protagonista desde entonces sería el problema que los participantes tenían de frente; no alguna autoridad que hiciera resplandecer su título y que despojara a los estudiantes de su independencia de criterio. Ya no se trataba entonces de convencer, si no de ir juntos a desafiar las verdades y crear un sentido representativo de un consenso.

La propuesta de definir la filosofía como la actitud básica con la cual enfrentamos la realidad toma relevancia ante un siglo XXI que nos impone la necesidad de aprender a decidir, a manejar las emociones, a emprender, y donde el individualismo extremo está causando serios problemas de integración social. Este escenario puede explicar de cierta manera la proliferación en el mercado de herramientas empresariales como el coach, el mindfullness y la autoayuda. Serían intentos de mitigar el vacío de sentido que se produce cuando la tecnología ha ocupado campos que antes se encontraban en manos de los seres humanos. Las redes sociales virtuales y el celular hacen más fácil los negocios y menos necesarios los intermediarios que archivaban documentos o llevaban la correspondencia. Así, asistimos a la muerte de empresas que alguna vez tuvieron solidez, como Borders, antigua librería estadounidense que ahora no existe, y que Amazon ha sabido aprovechar sus ruinas para transformar el mercadeo de libros. De la misma forma se podían nombrar numerosos ejemplos (Blockbuster desapareció dando paso a la existencia de Netflix) de que el nuevo orden mundial requiere un enfoque educativo diferente.

Al tratar los fundamentos y los principios de todo, la filosofía no se conforma con explicar cómo, sino que pregunta por qué. No se satisface, no es una actividad instrumental y es por tanto la actitud básica con la cual nos enfrentamos a la realidad y por ello no puede ser abordado como algo útil. Cuando empieza a ser útil deja de ser filosofía para convertirse por ejemplo en una ciencia. Si fuera útil, lo que habría que preguntar es para qué, porque algo es útil en función de lo que se quiera emplear. El filósofo no debe confundir el sentido con la utilidad, y al buscar el sentido y el porqué de los fenómenos la filosofía no se presta a lo servil, sino que se convierte en una actitud de desconfianza, generando modestia y propiciando el vínculo a través de la continuidad de la pregunta (3).  Tratar la Filosofía como una herramienta fue el concepto que condujo a las universidades a otorgar grados como los llamados PHD. Entonces, la filosofía servía a una estructura de medios y fines donde se requería una consecución rápida; por tanto dejaba de ser filosofía. Podía ser ciencia, técnica o especialidad; en cualquier caso tenia objetivos de rendimiento y cálculo. Aquella era la base estructural de la escuela. Todo lo creativo y espontaneo que podía existir en los educandos era sustituido por las respuestas y la competencia. La conversación espontanea, serena y divertida, era reemplazada por los currículos estandarizados y aburridos, porque se debían hacer las cosas de una manera; bien hechas, todos al mismo tiempo. Si no se lograba así había un castigo: las malas calificaciones. 
Por todo ello considero que se debe enseñar filosofía en las escuelas públicas, mas eso debe ir acompañado de una reforma de la estructura total. Además, aspirar a que dicho plan de incluir la filosofía en las escuelas, desde los grados primarios hasta la secundaria, forme parte de un plan superior de transformación de los países de acuerdo a sus realidades y posibilidades históricas. Es decir, no se trata de incluir alguna que otra clase sin pretender trastocar las bases patológicas que ningunearon la filosofía todos estos años. No sería un cambio menor; se trata de una transformación de todo el aparato educativo porque lo exige así la condición histórica y climática de globalización en la que se encuentra el planeta en el siglo XXI.  Entiendo la filosofía como una actitud y como tal es el elemento básico para acercarnos al conocimiento. Esta nueva realidad de las redes sociales virtuales supone la necesidad de tener ideas, aquello que llaman emprendimiento; capacidad de cambio, muy de moda hoy con el slogan de resiliencia, tener actitud, sustituido con el llamativo concepto de manejo de emociones y de conocerse para entender las posibilidades económicas a nivel personal, habilidad que se propone hoy trabajarla desde las oficinas de mercadeo con los nombres de autoayuda y coach (4).

La filosofía  no se queda en el cómo, sino que pregunta por qué. He aquí que podamos llegar al para qué. Aquel para qué ha demostrado no ser benevolente con los cambios si se maneja desde la mentalidad de la productividad, ya que nos convierte en instrumentos y los instrumentos no emprenden, simplemente acatan.  De la filosofía derivan las ciencias ya que primero fueron la curiosidad y el asombro y luego la indagación. En ese proceso ocurren al menos dos modalidades, (Como ocurría en la antigüedad con los sofistas y Sócrates) el explicar el cómo y el buscar el porqué, el sentido último. La segunda se presta a posibilidades infinitas mientras la primera tiene caducidad. Hoy tenemos esa misma situación con diferentes complejidades, por ejemplo, el psicólogo se ocupa de cómo soy yo, el Filósofo preguntaría quien soy yo.  Entiendo que la filosofía no puede ser un programa, para esto ya está la ideología y la ciencia, la filosofía es una actitud y como tal no conoce, no limita ni se limita y no se sujeta a ningún orden, simplemente es.

Es preciso un cambio gradual donde haya un monitoreo sostenido en el para qué se enseña. Si se quiere educar para el emprendimiento y los planes económicos es necesario que se aprenda a escoger, a hacer analogías, a construir referencias y a identificar las emociones dentro del juicio. Para ello no puede haber un currículo o planes de intervención hacia el educando que empiece con frases como “se espera que el estudiante…” o “Al final el estudiante podrá…” (5). Las metas, conclusiones y planes económicos deben salir del interior del educando y cualquier proyecto en el que participe tiene que ser parte de su decisión para que ponga en ello algo más que las manos o su fuerza. El nuevo milenio exige confianza, fe, emoción y compromiso. Estas cualidades no son medibles, no caben dentro de un plan de estudio y por ello la escuela debe transformarse en un laboratorio, eliminando la idea de instrucción.  En la medida en que usamos el lenguaje, y la nueva realidad de revolución en la comunicación lo demuestra, que es un código simbólico de vinculación, estamos abordando la existencia con algo más que los medios de subsistencia. Nosotros los humanos no podemos existir y punto, tenemos que hacer algo con esa existencia, lo que Nietzsche llamaba el animal no fijado (6).  Es por eso que creamos la cultura, el arte y tenemos la filosofía. El problema es cómo lo hacemos y para qué lo hacemos. ¿De qué manera han llegado a mi vida las concepciones básicas que han configurado mi actitud ante la realidad? He aquí el dilema que propongo. Para mí es un problema sin resolver, mas es allí donde está la riqueza, porque la vida entonces se trata de posibilidades, es decir, yo no pude haber sido rubio, porque eso está en mi código genético, es lo que de mi está fijado, pero si pude y aun puedo ser a lo mejor, médico o ingeniero etc. Plantearse todo esto sin ninguna programación previa para mí es Filosofía y es lo que se debería estar discutiendo en las escuelas.

Si la escuela desde la primaria hasta la secundaria se emplea para un fin, algo que tiene un objetivo y eso es observable, medible, cuantificable y como tal, abordado desde la lógica de medios y fines, éste podría ser el de capacitar tanto a educandos como facilitadores para la toma de decisiones. Sin embargo, no es solo tomar decisiones, si no saber explicar por qué se toman.  La filosofía que se debe enseñar en la escuela es la práctica. Útil en el sentido de que será acotada como una herramienta, mas es el método para hacer la transición hacia una verdadera educación integral. Una educación integral es aquella que sabe hacer los enlaces entre los conocimientos para llegar a las grandes conclusiones y fomentar los grandes debates. Si la escuela tradicional operaba con la división de saberes, donde en aquella aula se pensaba en matemáticas y en la otra en historia, y no había ninguna conexión entre ambas; este modelo debe considerar la integración para que se aprenda, no solo a resolver problemas matemáticos, sino a resolver problemas existenciales y emocionales. Problemas de lenguaje, vocabulario, en un mundo que exige tanto de la comunicación efectiva, se mitigarían con este enfoque.

Para mí no se trata de que usemos la Filosofía, es que la Filosofía somos nosotros en la medida en que tenemos la capacidad de recordar la pregunta y, más aun, la pregunta por el porqué. Nuestra identidad es una narrativa y una creación más, en un mundo de medios y fines, donde los fines son medibles, se consigue adaptar el educando a una tabla estándar que viene desde fuera de este. Así, entran a ser dispositivos que se emplean, de ahí que el educar para el empleo, donde se convierten en empleados sea tan anacrónico, y que no puedan arraigarse a inventar proyectos de futuro (7). Se consigue por el contrario, que se aferren a los vicios y excesos, que es lo que al fin y al cabo dominan autónomamente, fuera del ámbito laboral.   Nuestro dilema es que no podemos existir y ya, tenemos que hacer algo con nuestra vida.

Las dinámicas filosóficas como punto de partidas para las clases son la clave para que el educando se valla descubriendo a sí mismo y por ende afectando su entorno con sus propios medios. Es decir, ya no sería el “maestro” dictando una clase, sino un conversatorio donde entre menos sepa el educando que está siendo instruido, mejor será la dinámica. Sera un dialogo donde la integración de conocimientos de paso a la construcción de lógicas autónomas. Como parte de los contenidos podemos por ejemplo en la clase de matemáticas incluir los estudios sociales. Es decir, problematizar y que ese problema los lleve a reflexionar sobre una realidad social. Por ejemplo: imagínense que tenemos que usar el automóvil  de lunes a viernes para ir al trabajo, el trabajo es de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Me toma una hora llegar al trabajo y una regresar. Eso lo multiplico por cuatro semanas al mes y 52 al año.  Ese cálculo me dará un resultado medible, observable y cuantificable. Es posible que ese dato no pueda ser cuestionado, no obstante, existen otras variables: ¿Qué pasa si llueve, si me levanto tarde, a qué hora tengo que levantarme, cuantas horas paso en el automóvil etc.? Es ahí donde entramos en lo social y en lo filosófico. ¿Qué significa que pase tanto tiempo en mi automóvil? ¿Por qué paso tanto tiempo en el automóvil? ¿Cuántas horas le dedico a mi trabajo realmente cuando cuento la hora de almuerzo y el tiempo para prepararme? Como podemos apreciar, son muchos los matices que surgen si se sabe problematizar para la integración. Habría entonces que trazar un plan bien delineado con personas formadas en las Humanidades y que sean bien pagos, para que se puedan dedicar en cuerpo y alma. Por supuesto que ello iría acompañado de unas exigencias de educación continua e interacción con las actualizaciones en materia de práctica para que el facilitador, antes llamado docente, se encuentre sintonizado en el presente. Los contenidos serían los métodos y los métodos los contenidos; no habría la diferenciación que hemos hecho a partir de la “educación bancaria” (8).  Por consiguiente, la filosofía estaría en un lugar más adecuado hasta llegar a su vocación originaria, algo así como una especia de Ágora moderna. La meta es regresar la filosofía donde siempre debió estar, en la calle, en el parque, en el salón de belleza y en la cancha. No se trata de que no esté allí; siempre ha estado, lo que pasaría ahora con esta propuesta es que lo que pasa en la escuela ahora tiene que ver con mi experiencia vital. Ya no son conocimientos estáticos si no bosquejos de laboratorios vivos y cambiantes. El aburrimiento y frialdad de los planes de estudio han sido un lastre tanto en educandos como facilitadores y, con mucho respeto y emoción, les presento la filosofía para que la incluyan en la escuela y así hacer de la escuela el laboratorio de experimentación divertido que puede ser.

Influenciado por la lectura debo decir que algo representativo de la comunidad de indagación es que se elimina el factor de competencia. No se trata de superar en el sentido de protagonizar una victoria, sino de acompañarnos en un proceso de investigación que sugiere una modestia, ya que nadie tiene una certeza y debemos ir todos hacia el objetivo, sin jerarquías. Es un poco el tema cuando se indica la Fpn como un proyecto; lo cual sugiere un movimiento intelectual siempre sujeto a enmiendas y donde la revisión es un valor. La lógica se enfrenta con la concepción educativa que impulsaba a consumir contenidos y por tanto genera resistencias de aquellos instalados en dicho anacronismo. Así que nos encaminamos ante una reestructuración paradigmática donde la educación se ve ahora como una valoración ética y no como un producto adquirible. Yo empezaría una comunidad de indagación con algún tema cotidiano reciente y con alguna anécdota para ir relajando el ambiente. Luego en el momento en que note mayor relajación lanzo alguna pregunta sugestiva y trato de anticipar las tendencias que vallan aflorando para anotar en mi mente posibles preguntas que vallan provocando más inquietudes.

Notas

1.  Este artículo se escribe en el contexto de estudiante del Diplomado en Prácticas Filosóficas del Centro Educativo para la Creación Autónoma en Practicas Filosóficas de México; año 2020.
2.  Gran parte del análisis histórico del desarrollo del sistema escolar occidental, y de donde surgen mucho del panorama aquí expuesto, se encuentra en: López Yustos Alfonso, Compendio de Historia y Filosofía de la Educación, Publicaciones Puertorriqueñas, Edición Hispanoamericana, Puerto Rico, 2005.
3.  Para abundar en la premisa refiérase a Jorge de los Santos : https://www.youtube.com/watch?v=pDjYSSNRk-U
4.  Discuto el tema en mi canal de Youtube Jibaro intelectual: https://www.youtube.com/watch?v=5zDqzdREUCY
5.  Me refiero a los planes de avaluó que tienen que hacer los profesores en el sistema de enseñanza de universidades y escuelas, públicas y privadas, en Puerto Rico.
6.  Friedrich Nietzsche, Consideraciones Intempestivas, Ed. Alianza, Buenos Aires, Argentina, 2002.
7.  Ver el documental La Educación Prohibida: https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc
8.  Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido, Siglo XXI, Argentina, 1973.

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